La Ley de Murphy

La Ley de Murphy
Eloy M. Cebrián

sábado, 5 de mayo de 2018

Lonely hearts


Hace unos años sufrí un accidente de graves consecuencias. Acababa de terminar mi casa del pueblo y me encontraba en pleno proceso de acomodarla a mis gustos. Por entonces no se había producido todavía el revival de los discos en vinilo, pero yo aún conservaba una modesta colección que databa de mi adolescencia y de mi primera juventud. En un arrebato de nostalgia, decidí comprar un nuevo plato de tocadiscos con el que pensaba reavivar el recuerdo de aquellos años perdidos. Los discos los coloqué en una estantería de obra que tengo junto a la chimenea. Ese fue el desencadenante del drama. Una noche especialmente fría, la chimenea ardió durante horas, y el intenso calor se transmitió a la estantería adyacente, donde mis queridos vinilos se cocieron a fuego lento. A la mañana siguiente, descubrí con horror que algunos de los más amados habían quedado inservibles. Dire Straits, Led Zeppelin y Pink Floyd parecían haber sufrido las consecuencias de un ataque termonuclear. Pero el más dañado de todos fue el que más me dolió. Se trataba del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, el legendario álbum de los Beatles que cambió para siempre la música pop y también cambió el curso mi vida. Recuerdo un sábado en que nos refugiamos en casa de unos amigos cuyos padres había cometido la imprudencia de irse de viaje. Lo escuchamos tres veces seguidas mientras las botellas se vaciaban sobre la mesa. Durante la última audición, todos cantamos las canciones a coro, ebrios de alcohol y de felicidad, sin una sola preocupación en la vida. Treinta años después, el fuego había destruido aquel momento por completo. La superficie del disco era como la de un planeta arrasado, ni siquiera se distinguían los surcos. Ese día comprendí que hasta los recuerdos más hermosos tienen fecha de caducidad.

Publicado en La Tribuna de Albacete el 6/4/2018

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