La Ley de Murphy

La Ley de Murphy
Eloy M. Cebrián

jueves, 18 de abril de 2019

Centauros del asfalto


Ya me he referido en alguna ocasión a esos ciclistas (no a todos, sino a esos en concreto, no montes en cólera todavía, amigo ciclista) que padecen cierta disociación de la personalidad. A veces se saben vehículos y usan la calzada, como debe ser. Pero, ay, otras veces se piensan peatones e invaden la acera. Este síndrome suele desencadenarse cuando se topan con una señal de dirección prohibida o con algún obstáculo, o simplemente cuando les da la real gana. El problema es que suelen hacerlo sin reducir la velocidad y sin prestar mucha atención a la presencia de peatones en la acera. Me imagino que a casi todos les habrá ocurrido. Uno va caminando tranquilamente y, de repente, ve pasar una bicicleta como una exhalación y a muy pocos centímetros de su cuerpo serrano. Entonces siempre te haces la misma pregunta: ¿qué habría ocurrido si me hubiera dado por desplazarme ligeramente en la dirección en que venía la bici? ¿Qué habría sido de mí? Se trata de un problema que amenaza con volverse endémico. Es más, la situación ha empeorado con la incorporación del patinete eléctrico al tráfico urbano. Y los usuarios de los patinetes ya no sufren ambivalencias ni complejos, sino que se han decantado por la acera como el escenario natural de sus correrías. Así las cosas, uno tiene que pensárselo muy seriamente antes de salir de su casa. En cualquier momento, en cualquier acera, al volver cualquier esquina, corres el riesgo de ser arrollado por alguno de estos individuos que piensan que desplazarse a 25 o 30 km/h sobre un vehículo de motor en un espacio reservado para los peatones es una conducta normal y cívica. Sin ser muy amigo de las sanciones, opino que en este caso la policía local debería aplicarse más para atajar el problema.

Publicado en La Tribuna de Albacete el 8/2/2019

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