La Ley de Murphy

La Ley de Murphy
Eloy M. Cebrián

jueves, 18 de abril de 2019

Arte de verdad


La feria madrileña de arte contemporáneo viene a ser al arte de verdad lo que el programa Sálvame de Luxe es al periodismo. En esta edición, el reclamo ha sido una réplica de cuatro metros del rey Felipe VI que dicen que incluso huele como el rey. Hasta ahí la cosa queda en pura patochada. El escándalo surge del contrato que los artistas obligan a firmar al comprador, según el cual el “ninot” real ha de ser quemado en un plazo no superior a un año tras su venta. Ese es el motivo por el que ahora estoy escribiendo sobre esa estatua, por el que la dichosa escultura (o lo que sea) ha acaparado la atención de los medios con exclusión del resto de las obras expuestas en la feria. A pesar de mis inclinaciones republicanas, el asunto me parece de un mal gusto atroz. Y no es que sienta especial compasión ni simpatía por la figura del rey, porque al fin y al cabo estas cosas van en el sueldo. Cuando hablo de mal gusto me refiero a esa manera tan burda de hacer pasar por arte lo que no lo es valiéndose del escándalo, de una supuesta transgresión que, en el fondo, no es más que pura idiotez. Aunque la idea dista de ser nueva. En 1961, el artista conceptual italiano Piero Manzoni expuso noventa latas cilíndricas etiquetadas como “Mierda de artista. Contenido neto: 30 gr.”. Independientemente de que el contenido se correspondiera con la etiqueta, la pieza cumplía plenamente lo prometido en un sentido figurado. Sin embargo, una de las latas ha llegado a venderse por 275.000 euros. El “ninot” real es un ejemplo más de esa tradición en virtud de cual la “mierda de artista” eclipsa al arte de verdad. Por cierto, yo no sé qué es el arte de verdad. Exactamente lo mismo les ocurre a los galeristas de ARCO.

Publicado en La Tribuna de Albacete el 1/3/2019

No hay comentarios: