La Ley de Murphy

La Ley de Murphy
Eloy M. Cebrián

jueves, 6 de febrero de 2020

El PIN docente



Demasiado se ha hablado esta semana sobre ese «PIN» (o «veto» o «censura») parental que Vox ha colado en las recientes instrucciones que han recibido los colegios murcianos. La medida confiere a los padres la autoridad de decidir si sus retoños deben participar o no en determinadas actividades escolares, sobre todo aquellas que puedan atentar contra sus ideales religiosos, su moral sexual o su pensamiento político. Es decir, se trata de impedir cualquier intento de adoctrinar o de corromper a los menores, algo que, según los líderes de Vox, ocurre con frecuencia en los centros públicos. Y, mirada desde esta óptica, la cosa no carece de lógica, pues ningún padre ni madre de bien concibe mandar al colegio a un niño machote, católico y de derechas y que le devuelvan a un sarasa ateo y comunista. O que la niña, pura, recatada y obediente como ella sola, vuelva convertida en una activista en favor del aborto, de esas que enseñan las domingas en los actos de las feministas radicales. Yo mismo, como padre y profesor que soy, entiendo la inquietud de estas familias, pues sospecho que algunos de mis compañeros son en realidad agentes del caos, lobos con piel de cordero infiltrados en los centros educativos con aviesas intenciones. Así pues, no me parece mal la implantación del PIN parental en todo el territorio. Ahora bien, en justa correspondencia, exigiría que se implantara también un «PIN docente» que permitiera a los profesores vetar a determinados alumnos, en concreto a esas bestezuelas pardas que boicotean nuestras clases con su falta de educación, de interés y de civismo. Ya puestos, extendería también el veto a esos padres que se dedican a insultar y desautorizar a los profesores de sus hijos, exigiendo que en los colegios se haga el trabajo que ellos han sido incapaces de hacer en su propia casa.

Publicado en La Tribuna de Albacete el 24/1/2020

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