La Ley de Murphy

La Ley de Murphy
Eloy M. Cebrián

lunes, 31 de octubre de 2016

El país de octubre

     

«El país de octubre es esa tierra donde el año siempre está acabando. Es el país donde las colinas son de niebla y los ríos de bruma, donde el mediodía apenas existe y el crepúsculo nunca termina. Un país compuesto de sótanos y semisótanos, de pozos carbón, armarios y desvanes. Un país donde la gente es gente del otoño que solo piensa pensamientos de otoño. El país cuyos habitantes, al caminar de noche por las calles vacías, suenan como la lluvia».

     Se trata de una cita, de una traducción apresurada de un texto de Ray Bradbury. Estos últimos días del mes de octubre, con su melancólica belleza, me han traído esas palabras a la memoria. Puede que también nosotros habitemos ese país donde siempre es otoño, una estación de sombras alargadas y de lugares escondidos del sol. Octubre es un mes en el umbral. La luz del verano se desdibuja en la memoria y el inexorable cambio de hora trae consigo la victoria de la noche. El frío acecha a la vuelta de la esquina y muy pronto sentiremos sus dedos pálidos en pleno rostro. Nos volveremos seres nocturnos, personas de lluvia y de niebla, apenas fantasmas. Ingresaremos en la inexistencia, como si todos fuésemos votantes del PSOE, un partido empeñado en la tenebrosa empresa de devorarse a sí mismo. Si todo ocurre conforme a lo planeado, mañana ya disfrutaremos de otro gobierno de Rajoy. Los suspiros de alivio que brotarán del Congreso se oirán desde la calle. A fin de cuentas, habrán salvado su escaño y sus privilegios. Claro que en el proceso habrán perdido también la vergüenza, aunque no creo que les preocupe ese detalle. Para eso hace falta tener escrúpulos, y ya nos han demostrado que carecen de ellos. Como diría un personaje de Juego de tronos, «el invierno se acerca». Pero de momento todavía es octubre, el mes de la melancolía. También un mes propicio para las revoluciones.

Publicado en La Tribuna de Albacete el 28/10/2016

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