La Ley de Murphy

La Ley de Murphy
Eloy M. Cebrián

viernes, 22 de agosto de 2014

Bestezuelas estivales


Aunque los zoólogos no se ponen de acuerdo al respecto, parece que el zanguango es una subespecie del género humano que se manifiesta entre los doce y los dieciocho años de cada individuo, si bien los márgenes cronológicos son difusos y están sujetos a debate. La mayoría de los zanguangos son machos, pero existen evidencias de que el zanguango hembra empieza también a proliferar a lo largo y ancho de nuestra geografía. El zanguango muestra una clara preferencia por el aire libre. Durante el día, se observa su presencia en parques, jardines y piscinas, siempre en grupos que suelen superar los diez individuos. Al anochecer los zanguangos se reúnen en grandes manadas que pueden congregarse en casi cualquier lugar, aunque con especial preferencia por aquellas zonas donde su presencia resulte especialmente molesta e irritante. Mientras brilla el sol, el zanguango se muestra aletargado y poco reactivo. Cuando se desplaza, lo hace en monopatín o bicicleta, aunque también es frecuente verlo montado en motocicletas de baja cilindrada con las que se las arregla para provocar un estruendo atroz a la hora de la siesta. Al anochecer, sin embargo, desarrollan una actividad frenética que incluye el consumo desaforado de bebidas alcohólicas, los ritos de cortejo y apareamiento y otros comportamientos nocivos que han alimentado la fama de alimaña de la criatura. La actividad del zanguango alcanza su máxima cota de virulencia durante las fiestas patronales de cada localidad. Después decae hasta el comienzo del curso académico, época que marca el inicio del período de hibernación de la especie. Al tratarse de una especie protegida, no existe ninguna forma eficaz de librarse de ellos salvo poner tierra de por medio.

Publicado en La Tribuna de Albacete el 15/8/2014

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