domingo, 23 de agosto de 2009
Bruce
sábado, 8 de agosto de 2009
Yo nunca estuve en Abbey Road

Lo de los Beatles siempre tuvo algo de comunión, de rito compartido. Recuerdo que una tarde los amigos nos reunimos en una casa despejada de padres. Teníamos abundante bebida y un monumental equipo hi-fi. Abbey Road y Sgt Pepper sonaron de principio a fin, y de principio a fin coreamos cada una de las canciones, un auténtico coro de borrachos. Jóvenes y felices borrachos. La felicidad en estado puro, tan sólo interrumpida por los segundos necesarios para darle la vuelta al disco. Ahora veo la web de este fan noruego a quien no conozco ni conoceré jamás, y me siento hermanado con él. En una sección relata cómo se gestó la portada del paso de cebra. Los Beatles no se ponían de acuerdo sobre qué mostrar en ella. Cada álbum había roto con la estética del anterior y había supuesto una pequeña revolución. Al parecer contemplaron la idea de darle a éste, que todos sabían que sería el último, el título de Everest (no por la montaña, sino por una marca de cigarrillos que fumaban), e irse Nepal para hacerse una foto al pie del famoso peñasco. Desde luego, la idea era delirante, principalmente porque por aquellos días los Beatles no habrían ido juntos ni a comprar tabaco. Al final, alguien propuso cortar por lo sano, bajar a la calle y hacerse algunas fotos cruzando el paso de cebra que había frente a los estudios de EMI, en St John's Wood, Londres. Lennon llamó a un fotógrafo amigo suyo y el resto es historia. Y éste es el tipo de tontería de la que están hechos los mitos.
Mi amigo noruego (déjenme considerarlo un amigo) cuenta que en su adolescencia viajó a Londres con Interrail, y que lo primero que hizo al llegar a la ciudad, sin preocuparse por comer o buscar alojamiento, fue tomar la línea de metro Jubilee, bajarse en la estación de St John's Wood, y acudir en peregrinación al famoso paso de cebra para emborracharse del espíritu beatle que, sin duda, inunda aquel lugar. Y de paso hacerse algunas fotos. Después ha estado allí otra media docena de veces. Cuenta que ha cruzado la calle andando, corriendo, caminando hacia atrás y a la pata coja, y que ahora se entrena para hacerlo andando sobre las manos. Y les aseguro que yo lo comprendo.
Lo que me frustra de todo esto es que también yo fui a Londres en mi adolescencia y juventud, varias veces. Pero nunca se me ocurrió acudir en peregrinación a Abbey Road. Recientemente he estado en Liverpool, sí. Me he tomado unas pintas en un sucedáneo de The Cavern que hay allí. Incluso me compré una camiseta con la leyenda Mersey Beat! (por cierto, me costó horrores encontrarla de de mi talla). Pero ahora me doy cuenta de que, al no cruzar en su momento el puñetero paso de cebra, me perdí algo esencial. Nada menos que la posibilidad de contarlo ahora. Aún podría ir, por supuesto, pero sospecho que ya es demasiado tarde. Me daría vergüenza perpetrar el numerito del cruce y la foto con todos esos turistas mirando. Igual que me da vergüenza reconocer, 29 años después del asesinato de Lennon, que yo siempre preferí a McCartney.
sábado, 1 de agosto de 2009
Un pequeño homenaje al Boss

Ojalá la hubieras tocado la otra noche en Benidorm. Pero te perdonamos por todas las que sí tocaste. Gracias por alimentar todavía nuestros sueños.
Carretera del Trueno
Bruce Springsteen
Trad. Eloy M. Cebrián
La puerta bate en el porche
El viento mece el vestido de Mary
Como en una visión ella baila ante la casa
Mientras suena la radio
Roy Orbison canta para los solitarios
Y aquí me tienes, he venido a buscarte
No me cierres la puerta de nuevo
No soporto la idea de verme otra vez solo
Y no corras a esconderte
Cariño, sabes muy bien qué me trae aquí
Estás asustada y piensas
Que a lo mejor no somos ya tan jóvenes
Pero ten un poco de fe, hay magia en la noche
Aunque no seas una belleza, no estás nada mal
Y con eso a mí me vale
Puedes esconderte bajo las sábanas
Y estudiar tu dolor
Pasar lista a tus amantes
Arrojar rosas a la lluvia
Malgastar tu verano suspirando
Que un salvador te saque de estas calles
Ya sé que no soy un héroe
Eso está claro
Toda la redención que yo puedo ofrecerte
Está bajo este sucio capó
Pero nos queda una oportunidad para hacerlo bien
Qué otra cosa queda por hacer
Sino bajar la ventanilla
Y dejar que el viento alborote tu pelo
Mira la noche abierta de par en par
Y estos dos carriles que llevan a todas partes
Nos queda una oportunidad para hacerlo real
Para cambiar nuestras alas por cuatro neumáticos
Sube, el cielo nos aguarda en las carreteras
Ven, dame la mano
Esta noche saldremos para allanar la tierra prometida
Carretera del Trueno, Carretera del Trueno
Tumbada ahí fuera como un asesino al sol
Sé muy bien que es tarde pero podemos llegar si corremos
Oh, Carretara del Trueno,
Toma asiento, agárrate bien,
Carretera del Trueno.
Tengo esta guitarra
Y he aprendido a hacerla hablar
Y mi coche está ahí fuera
Si estás lista para emprender el largo camino
Que hay entre tu porche y mi asiento delantero
La puerta está abierta, pero el viaje no es gratis
Y sé que está sola
Y que hay palabras que no he dicho
Pero esta noche seremos libres
Y romperemos todas las promesas
Vi fantasmas en los ojos
De todos los muchachos que rechazaste
Recorren las polvorientas carreteras de la costa
Al volante de Chevrolets quemados hasta las cenizas
Tu toga de graduación yace hecha jirones a sus pies
Y en el solitario frío que precede al amanecer
Oyes el rugido de sus motores
Pero cuando te asomas al porche ya se han ido
Con el viento
Así que, Mary, súbete,
Esta ciudad está llena de perdedores
Y yo me largo de aquí para ganar