La Ley de Murphy

La Ley de Murphy
Eloy M. Cebrián

viernes, 5 de mayo de 2017

El ataúd


Hace unos días, en la ciudad de Villena apareció un ataúd en plena calle. Los vecinos de la parte alta se lo encontraron junto a unos contenedores de residuos. Así tal cual, un ataúd un poco ajado pero perfectamente utilizable, con su tapa y su cruz. He rastreado varias versiones de la noticia, que enseguida hizo furor en los mentideros de internet. En unos sitios dice que fueron los operarios de una carpintería cercana quienes lo dejaron allí para que los servicios de reciclaje lo retiraran. Más veraz parece la versión según la cual se trató de una simple broma. Lo que en ningún sitio se aclara es por qué alguien había tenido guardado semejante trasto. Si el origen del féretro hubiera sido el castillo de la localidad, esa preciosa fortaleza que todos hemos visto desde la autovía, el asunto habría dado para una apasionante historia de vampiros. Más interesante incluso me parece la posibilidad de que el macabro objeto procediera de un domicilio particular, la vivienda de un alicantino especialmente precavido que en su día se hizo con la caja a precio de saldo, y desde entonces la había tenido guardada en la certeza de que podría darle utilidad antes o después. Debía de tratarse, además, de una persona proclive al ahorro que decidió librarse de pagar el entierro por el procedimiento de que lo dejaran junto al contenedor de vidrio. Pero todo esto no son más que conjeturas, pues no me ha quedado claro si el ataúd estaba vacío o si escondía un fiambre en su interior. También tengo curiosidad por saber cuánto tiempo transcurrió entre el hallazgo y el momento en que algún vecino se aventuró a levantar la tapa, y quién fue el valiente que se encargó de hacerlo. Igual se lo jugaron a los chinos.

Publicado en La Tribuna de Albacete el 5/5/2017

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