La Ley de Murphy

La Ley de Murphy
Eloy M. Cebrián

viernes, 8 de mayo de 2015

Cuéntalo


Al escribir sobre ciertas cosas parece necesario pedir perdón de antemano. Vivimos en la era del pensamiento único y dirigido, y todos sabemos que hay asuntos sagrados, temas intocables. El tabú en boga es el que blinda las políticas de igualdad de género y las campañas contra la violencia machista. Pues vaya por delante mi disculpa, porque a mí la nueva campaña del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad me da grima. Una adolescente le cuenta a su amiga que su novio la maltrata. Es celoso, la controla por el móvil, la humilla, la aísla de sus amistades. «Rompe con él, hay salida, si tu chico te da miedo, cuéntalo». «¡Pisotea a ese cerdo machista!», les falta decir. No es mi intención negar que tales cosas ocurren, incluso con demasiada frecuencia. Sin embargo, parece que el pensamiento dominante ha decidido que todos los muchachos son agresores en potencia y, por lo tanto, es necesario prevenir a sus víctimas, es decir, a las chicas. ¿Qué política de igualdad es esta que estigmatiza a los varones como los únicos capaces de infligir sufrimiento en una relación, los únicos culpables de ejercer el control, la manipulación y el miedo? En mi ingenuidad (cuántas veces repito esa frase en estos artículos) tiendo a pensar que los hombres y mujeres no parecemos cada día más, y que lo que nos une es mucho más que lo que nos distingue. ¿No es posible diseñar una campaña que ponga a chicos y chicas en pie de igualdad, sin pretender hacer de ellos los villanos de la película?  Dudo que haya un varón adulto en este país que no esté ya un poco traumatizado por el sentimiento la culpa. Si nuestros hijos han de estarlo también, dejémoslos al menos inventar sus propios pecados sin necesidad de heredar los nuestros.

Publicado en La Tribuna de Albacete el 7/5/2015


1 comentario:

Antonio Ortiz Carrasco dijo...

Lo que comentas es Lógico. Tontas y tontos los que crean que los dos géneros no pueden hacer igual de mal (o de bien). Igual de persona mierdosa es quién trata mal o controla de forma enfermiza a su pareja, sea mujer u hombre.