Las
nuevas tecnologías están dando lugar a nuevas formas de relación. Hoy muchas
parejas se crean en internet y se deshacen por culpa de internet. Les ha
ocurrido a varias personas que conozco. El simple despiste de dejar el
ordenador encendido o el móvil abierto puede oscurecer una relación con la
sombra de la sospecha, o torpedearla de forma definitiva, en el peor de los
casos. Pero existen otros motivos de discordia, triviales en apariencia, que
pueden acarrear graves consecuencias. Ha surgido una nueva forma de infidelidad
en la que uno de los miembros de la pareja le pone los cuernos al otro, no con
un tercero, sino con la pantalla del televisor. Las culpables son las
plataformas de “streaming”. Pongamos que una pareja empieza a ver “Juego de
tronos”. Ambos se enganchan con los Lannister, los Stark y los Targaryen, como
es natural. Pero, ay, resulta que sus horarios no son compatibles. Uno de ellos
trabaja a turnos y debe marcharse al tajo mientras el otro se queda
tranquilamente en casa. Seguramente, este último resistirá la tentación durante
un tiempo, pero llegará un momento en que no podrá evitar ver el siguiente
episodio para comprobar si a Ned Stark le cortan la cabeza o si la conserva
pegada al cuerpo. Luego tratará de ocultárselo a su compañero, pero las
infidelidades siempre afloran, y el ultrajado le hará pagar cara su traición.
Todo esto, que puede parecer infantil, seguramente acabará degenerando en
discordias de mayor calado, porque es bien sabido que la chispa más diminuta
puede provocar un gran incendio. Me imagino al letrado de uno de los cónyuges
explicándole al juez que la parte contraria se vio cinco episodios de “Juego de
tronos” a escondidas de su cliente. Una tontería, de acuerdo, pero al fin y al
cabo el mundo siempre fue una tontería, como nos advirtió el tango. ¿O era una
porquería?
Publicado en La Tribuna de Albacete el 13/9/2019
No hay comentarios:
Publicar un comentario