tag:blogger.com,1999:blog-11887917335685141492024-03-05T10:18:31.117+01:00La Ley de MurphyRecopilación de los artículos del escritor Eloy M. Cebrián.
Web personal: http://www.eloymcebrian.comLa Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.comBlogger502125tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-36288847119284466952020-02-07T19:00:00.000+01:002020-02-07T19:01:09.325+01:00Cataplines<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaEfdgs0zTpNxgTsAQQexujU3SdrpCvQkprHBSKWX7Oa_8FuaVdwXnU6dELd26NPmQRs0Qt8Y61jlb7kwwImmv9CxYM3-MqwSF4Pw5pFO_gMi6lPH5HU7dDb3k20Z-xBL0tJEiPy93tj4/s1600/calorros.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1369" data-original-width="1076" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaEfdgs0zTpNxgTsAQQexujU3SdrpCvQkprHBSKWX7Oa_8FuaVdwXnU6dELd26NPmQRs0Qt8Y61jlb7kwwImmv9CxYM3-MqwSF4Pw5pFO_gMi6lPH5HU7dDb3k20Z-xBL0tJEiPy93tj4/s400/calorros.jpg" width="313" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 1.5px; margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 24px;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 1.5px; margin-bottom: 0.0001pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 24px;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">El nuevo reto viral de internet consiste en introducir los testículos en un recipiente lleno de salsa de soja. Al parecer, el individuo que alumbró tan insólita idea descubrió que era capaz de captar el sabor salado de la soja a través de la fina piel del escroto, experiencia culinaria digna sin duda de <i>MasterChef</i>. Personalmente, no he hecho la prueba todavía, pero el asunto me ha recordado una moda parecida de la que un amigo me habló hace unos años. Se trataba del «nutscaping», consistente en tomar fotos de hermosos paisajes interponiendo los testículos del fotógrafo delante del objetivo de la cámara. A mi amigo la idea le pareció divertida y decidió ponerla en práctica, lo que hizo con buenos resultados. Llegó incluso a usar una de las fotos para conseguir que lo expulsaran de un grupo de whatsapp muy latoso que no se decidía a abandonar por no ser tildado de antipático. La fotografía mostraba de fondo un paisaje de La Manchuela y, en primer término, los consabidos testículos. En honor a la verdad, los cataplines podrían haber sido cualquier otra cosa, desde un nubarrón hasta un dedo delante del objetivo, por lo que mi amigo tuvo que tomarme la molestia de explicar la naturaleza de aquella sombra espesa y lanuda. Huelga decir que fue expulsado de inmediato. Cuando me contó la historia, me causó cierto alivio la idea de que los atributos masculinos todavía sirvieran para algo al margen de su función reproductiva. Lo que antaño se invocaba con orgullo y se exhibía con arrogancia (al menos su relieve bajo el pantalón) se relaciona ahora con el machismo más casposo y con el patriarcado opresor, por lo que tiende a ocultarse. Pero yo me alegro de que haya gente en internet empeñada en encontrarles nuevas utilidades a los testículos, tan cargados de simbolismo antes, tan denostados ahora. De hecho, al paso que vamos, no tardarán en atrofiarse para siempre. <o:p></o:p></span></span><br />
<span style="font-size: 12pt; line-height: 24px;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 1.5px; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 24px;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i>Publicado en La Tribuna de Albacete el 7/2/2020</i></span></span></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-77090504627594845732020-02-06T10:17:00.002+01:002020-02-06T10:17:40.165+01:00Taller<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhS_Aou7dzoKZZ6blgOuiI_0ClSl73aZ8yAUJD9SMIUAEipzzVpQ5cJOd-d1tw0cMFtghC-d_SM0fMxxp8SLJYp8eo-7RCa2IocB7cq37N9DpVwwSbf1Td3zqkmKe-7-sxWcxPTZkwp8ok/s1600/taller.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="225" data-original-width="225" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhS_Aou7dzoKZZ6blgOuiI_0ClSl73aZ8yAUJD9SMIUAEipzzVpQ5cJOd-d1tw0cMFtghC-d_SM0fMxxp8SLJYp8eo-7RCa2IocB7cq37N9DpVwwSbf1Td3zqkmKe-7-sxWcxPTZkwp8ok/s320/taller.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En
el taller de escritura que imparto les he propuesto a los alumnos un ejercicio
narrativo. Se trata de escribir un relato que tenga lugar en sus propios
armarios y cajones, una historia bélica en la que los contendientes sean sus
propias prendas. Podría ser la ropa de invierno contra la ropa de verano, la
ropa de su pareja contra la suya, injustamente arrinconada, las prendas de
varias temporadas anteriores contra las que usan ahora, varias tallas más
grandes… Los detalles argumentales y los relativos a los personajes se los dejo
a ellos, pero me gustaría que en la narración que elaboren aflore el conflicto,
pues dicen los manuales que no hay buena historia sin conflicto. El problema de
los conflictos es que a veces no es fácil reconocerlos. Suelen empezar con un
hecho trivial, crecen en la oscuridad durante años, alimentándose de sí mismos
y provocando desencuentros de intensidad creciente y, cierto día, nos revientan
en plena cara con un estallido de sangre y vísceras, como el monstruito de la
película ‘Alien’. Algo así ha ocurrido, sin ir más lejos, en el cajón donde
guardo los calcetines. Cierto día, hace años de esto, un calcetín no encontró
el camino de regreso desde la lavadora o el tendedero. Su pareja, dolido en lo
más íntimo, decidió encontrar consuelo en el amor mercenario, y sedujo a un
calcetín que pertenecía a otro par, cuyo cónyuge, movido por el rencor y el
despecho, reclutó a su vez a tres amantes, rompiendo de ese modo la armonía de otras
tantas parejas. Hubo <i>vendettas</i> y violencia, los episodios cruentos se encadenaron,
y ahora mismo mis calcetines yacen revueltos en un amasijo de resentimiento y
concupiscencia cuya víctima principal soy yo. ¿Por qué? Sencillamente, porque
me he convertido en el tipo que siempre sale de su casa con calcetines de
distintos colores. A ver si mis alumnos del taller pueden mejorarlo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i>Publicado en La Tribuna de Albacete el 30/1/2020.</i></span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_sO4JNO2nBBuFhTSvoBZ6cxREac_B32d8MgT3A4-ucGQ3oyaKXJXyxL2CSKvEwmSNm-VkzwVRMoMxtDjGGHHg1epUGww34NnXaz1HuNyFDCqqjAia4OsASzKvaTfoaZ8to9GwBWQuWHk/s1600/edna.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="173" data-original-width="291" height="190" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_sO4JNO2nBBuFhTSvoBZ6cxREac_B32d8MgT3A4-ucGQ3oyaKXJXyxL2CSKvEwmSNm-VkzwVRMoMxtDjGGHHg1epUGww34NnXaz1HuNyFDCqqjAia4OsASzKvaTfoaZ8to9GwBWQuWHk/s320/edna.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Demasiado
se ha hablado esta semana sobre ese «PIN» (o «veto» o «censura») parental que Vox
ha colado en las recientes instrucciones que han recibido los colegios
murcianos. La medida confiere a los padres la autoridad de decidir si sus
retoños deben participar o no en determinadas actividades escolares, sobre todo
aquellas que puedan atentar contra sus ideales religiosos, su moral sexual o su
pensamiento político. Es decir, se trata de impedir cualquier intento de
adoctrinar o de corromper a los menores, algo que, según los líderes de Vox,
ocurre con frecuencia en los centros públicos. Y, mirada desde esta óptica, la
cosa no carece de lógica, pues ningún padre ni madre de bien concibe mandar al
colegio a un niño machote, católico y de derechas y que le devuelvan a un
sarasa ateo y comunista. O que la niña, pura, recatada y obediente como ella
sola, vuelva convertida en una activista en favor del aborto, de esas que
enseñan las domingas en los actos de las feministas radicales. Yo mismo, como
padre y profesor que soy, entiendo la inquietud de estas familias, pues
sospecho que algunos de mis compañeros son en realidad agentes del caos, lobos
con piel de cordero infiltrados en los centros educativos con aviesas intenciones.
Así pues, no me parece mal la implantación del PIN parental en todo el
territorio. Ahora bien, en justa correspondencia, exigiría que se implantara
también un «PIN docente» que permitiera a los profesores vetar a determinados
alumnos, en concreto a esas bestezuelas pardas que boicotean nuestras clases con
su falta de educación, de interés y de civismo. Ya puestos, extendería también
el veto a esos padres que se dedican a insultar y desautorizar a los profesores
de sus hijos, exigiendo que en los colegios se haga el trabajo que ellos han
sido incapaces de hacer en su propia casa.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i>Publicado en La Tribuna de Albacete el 24/1/2020</i></span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbp3y-mJ93t07s6yatLEL2VB39e-zJVIuky_N5bj-TxmQkAuS7i1QFCp3XWvFJOt16_gR_XCfOk5e70f_TgES8OOv3ptThyduZtrSqj-M0-FSPi-r3xl19oBnv0u7zR-LBGzje4lwmIAg/s1600/alcohol.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="167" data-original-width="301" height="177" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjbp3y-mJ93t07s6yatLEL2VB39e-zJVIuky_N5bj-TxmQkAuS7i1QFCp3XWvFJOt16_gR_XCfOk5e70f_TgES8OOv3ptThyduZtrSqj-M0-FSPi-r3xl19oBnv0u7zR-LBGzje4lwmIAg/s320/alcohol.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Esta
semana supimos de la peripecia de un ciudadano leonés que pasó la noche
encerrado en un bar. El hombre fue al servicio a aliviarse y se quedó dormido,
con la mala suerte de que al despertar, horas más tarde, el bar estaba cerrado
y lo habían dejado dentro. Sin perder la sangre fría, el buen señor aprovechó
la circunstancia para servirse una cañita matutina. Solo entonces se puso en
contacto con la guardia civil para informar del incidente y solicitar su liberación.
Una historia curiosa, aunque no un caso aislado. Una amiga me contó que algo
parecido le ocurrió una noche de Feria. La chica había ligado, pero no llevaba consigo
preservativos ni dinero para comprarlos. Así pues, le pidió a su reciente conquista
que la acompañara a un cajero automático. Horas después despertó en el suelo
del cajero y descubrió que el tipo se había largado. Yo mismo me quedé una vez
dormido en el suelo de un cuarto de baño, y no el de mi casa. Fue tras una
comida navideña, cuando todavía estudiaba en el instituto. Un amigo me propuso
ir un rato a su casa a escuchar música. Recuerdo que me senté y todo me daba
vueltas. «Voy un momento al servicio», le dije a mi amigo. Un buen rato después,
desperté y oí cómo su madre lo interrogaba sobre el joven beodo que estaba
roncando sobre el suelo del baño. He contado esta historia muchas veces como
una anécdota jocosa, igual que mi amiga me contó su despertar en el cajero. A
buen seguro, el ciudadano leonés también les habrá contado a sus amigotes la
noche que pasó dormido en ese bar de donde tuvo que rescatarlo la guardia civil,
y todos habrán reído a carcajadas. Estas historias, que en realidad deberían
avergonzarnos, se convierten en cuentos divertidos, en chistes para animar la
fiesta. Tal es la peculiar relación que mantenemos con el alcohol en este país.
<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<i><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 17/1/2020</span></i></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoYwgAjUaaadxd5KPzMQd_8oGWDYo4alNbq4CGw1YcenL0XV3FtTaKYC502h4kJuc0UEYNgK79_STa5B1QzCsKqF4182Vk3mKkXUHBQG0MASTkPZi4bokJc8mb-GTsfH0h4uyLNuVkCg8/s1600/agujero.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="225" data-original-width="225" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoYwgAjUaaadxd5KPzMQd_8oGWDYo4alNbq4CGw1YcenL0XV3FtTaKYC502h4kJuc0UEYNgK79_STa5B1QzCsKqF4182Vk3mKkXUHBQG0MASTkPZi4bokJc8mb-GTsfH0h4uyLNuVkCg8/s320/agujero.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Uno
de los logros científicos más destacados del año que nos acaba de dejar es la famosa
foto del agujero negro. Todos hemos oído hablar de los agujeros negros, y hasta
los hemos visto en varias películas. Lo que no podíamos imaginar es que un agujero
negro tendría el aspecto de un agujero. Pero resulta que es así. El agujero
negro supermasivo de la galaxia M87 es como un dónut con su orificio en el
centro. Al menos según la foto que nos han enseñado en la prensa y los
telediarios. Una foto, por cierto, bastante desenfocada. ¿Habría sido mucho
pedir que, ya puestos, enfocaran mejor? Aunque probablemente esté diciendo un
disparate, porque ¿qué sabe uno de logros científicos habiendo sido estudiante
de letras? Además, una cosa es hacerle una foto a tu gato y otra muy distinta
hacérsela a algo que genera un campo gravitatorio tan bestia que ninguna
partícula material, ni siquiera la luz, puede escapar de él. Lo que me lleva a
pensar que a lo mejor la foto no es del agujero negro en sí, porque sin luz no
hay foto que valga, ni siquiera con flash. Puede que la imagen será de las
inmediaciones del agujero negro, con lo que en podemos concluir que la foto, además
de estar desenfocada, es un fiasco. Como una vez que mi tía nos retrató a mi
hermano y a mí dándoles de comer a las palomas. Al revelar el carrete, apareció
una oronda señora que pasaba por allí, perfectamente encuadrada, eso sí, aunque
a mi hermano y a mí no se nos veía por ningún sitio. Ni a las palomas. Al igual
que me tía, los científicos del agujero negro no eran grandes fotógrafos. Lo
único que puede decirse en su favor es que, por lo menos, cayeron en no tapar
con el dedo el objetivo de la cámara.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: right;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i>Publicado en La Tribuna de Albacete el 10/1/2020</i></span></div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-70809063663942425842020-01-04T19:44:00.000+01:002020-01-04T19:44:26.601+01:00El cachorro<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiy0fkvZbWKK-qhxjoPLqCtpi0_G_n79G5BzBCUjBouUC6JQ2uH7KDKckISBhU0fWMAn8N_Pi1C-7atfLMAN2r80XmHMoRb04-d48ZaHrALU-rXqM8ew-ExnqwjnYz5WnBTm9DgCDZ50G4/s1600/IMG_0624.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="1067" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiy0fkvZbWKK-qhxjoPLqCtpi0_G_n79G5BzBCUjBouUC6JQ2uH7KDKckISBhU0fWMAn8N_Pi1C-7atfLMAN2r80XmHMoRb04-d48ZaHrALU-rXqM8ew-ExnqwjnYz5WnBTm9DgCDZ50G4/s400/IMG_0624.JPG" width="266" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Hace
seis años, por estas mismas fechas, mi mujer y yo nos trasladamos a Murcia para
recoger un perrito que habíamos decidido adoptar. Era un bichón maltés, y nos
aseguraron que había cumplido ya dos meses, pero el cachorro nos pareció tan
diminuto de tamaño y de aspecto que dudamos que estuviera siquiera destetado. De
hecho, nos planteamos seriamente dar media vuelta y regresar sin él, pues temíamos
que no sobreviviera sin su madre. Finalmente nos trajimos al cachorrillo a casa
envuelto en una manta y aquí está todavía. Pese a que su tamaño sigue siendo
pequeño (nunca ha superado los cuatro kilos), <i>Frankie</i> ha sabido ganarse
su derecho a ser uno más de la familia. Si me apuran, se podría decir que él es
el corazón de la familia, una especie de imán que atrae el afecto de todos. Como
ocurre en todas las agrupaciones de mamíferos, cualquier de nosotros puede ver
su estatus cuestionado. Es decir, cualquiera excepto <i>Frankie</i>, cuya
posición en lo más alto es permanente e incontestable, y ello con independencia
de su conducta. No importa que aúlle a las cuatro de la mañana, que le ladre a
cualquiera que ose acercarse a nuestra puerta, que nos obligue a lanzarle la
pelota durante horas y que, con cierta frecuencia, orine sobre los edredones. Frankie
es el jefe y lo sabe. Pero no me malinterpreten. El perrillo es casi siempre afectuoso,
aunque confieso que con la entrada en la mediana edad a veces se muestra un
poco colérico. Ahora tiende a gruñirnos y ladrarnos si no lo complacemos de
inmediato. Es más, se muestra agresivo con los niños que tratan de jugar con él
por la calle. Esto me da mucha vergüenza y me obliga a deshacerme en excusas
con las mamás, aunque yo no tengo la culpa de que no le gusten los niños. Me
pregunto de quién lo habrá aprendido.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 3/1/2020</span></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-60495262461787459682019-12-27T11:22:00.001+01:002019-12-27T11:22:37.599+01:00Nochebuena<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5Um836cdHA4IvB_3UCT1GNH7KoBpeOAhYOxACL5jxYtUiDyMsSIrZUih06x4QOSNzaE-0nq838LCzanKEM9xrtezDh-Q2N73pLVkXk-BYJWhD_Aw85xLe3-lQw2tX8RYMwfNSHIlryBI/s1600/carol.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="164" data-original-width="307" height="212" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg5Um836cdHA4IvB_3UCT1GNH7KoBpeOAhYOxACL5jxYtUiDyMsSIrZUih06x4QOSNzaE-0nq838LCzanKEM9xrtezDh-Q2N73pLVkXk-BYJWhD_Aw85xLe3-lQw2tX8RYMwfNSHIlryBI/s400/carol.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt; tab-stops: 134.7pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt; tab-stops: 134.7pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Abrí
los ojos al mundo en una Nochebuena, aunque no al filo de las 12 (como la
tradición afirma que hizo mi ilustre predecesor) sino a eso de las seis de la
mañana, hora </span></span><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">intempestiva donde las haya que no he vuelto a frecuentar desde
entonces, al menos despierto. Cuando eres niño los cumpleaños siempre son una fiesta.
Al cumplir los cincuenta y muuuuuchos, como es mi caso, son más bien una
ocasión para el duelo. Así lo ha sido, y de forma muy especial, este último
cumpleaños mío que, de forma inexorable, ha coincidido con la Nochebuena. La
culpa la han tenido, quizás, los turnos de mi mujer, que tuvo que irse a
trabajar a las nueve de la noche, con lo que nos vimos obligados a sustituir la
tradicional cena doméstica por una comida de restaurante, y el apagado de velas
fue más público de lo habitual, con aplausos desde las otras mesas incluidos.
Hasta ahí, nada que objetar. Lo malo es que por la noche me encontré solo en
casa en plena Navidad, como un Macaulay Culkin cincuentón, vestido con un
pijama y un batín que llevaban estampada la palabra «melancolía». No contento
con ello, se me ocurrió ver una nueva versión del «Cuento de Navidad» de Dickens
que ofrecían en HBO. Como era previsible, los fantasmas no tardaron en
aparecérseme. Aunque esta vez no fueron los de las Navidades, sino los de las
personas queridas que se han ido marchando durante los meses anteriores. El
primero de ellos fue, por supuesto, el de mi padre. Tenía buen aspecto, menos
cansado que aquella noche de julio en que cerró los ojos. Me recomendó
prudencia y moderación, y he decidido hacerle caso y dejar de fumar. También tomé
otras resoluciones que no conviene hacer públicas. En la próxima Nochebuena,
cuando me vuelva a tocar rendir cuentas con el tiempo, veremos cuántas de ellas
se han hecho realidad.</span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 27/12/2019</span></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-86767537132404935002019-12-26T11:56:00.000+01:002019-12-26T11:56:20.701+01:00Stan & Ollie<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBW4_IOs1qCfleKM58PpKdqTlmobG2CPfyzjPQk9LrYfgD8DWS9LPDwNn-VdrDH7j9gAI_zhQJfeEVC_Th-bxiUQbIVMIdITmBi4Vh11wDFXQYx_e74fbDQV821dtbatmXg4psbBsM02E/s1600/stan.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="250" data-original-width="450" height="221" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBW4_IOs1qCfleKM58PpKdqTlmobG2CPfyzjPQk9LrYfgD8DWS9LPDwNn-VdrDH7j9gAI_zhQJfeEVC_Th-bxiUQbIVMIdITmBi4Vh11wDFXQYx_e74fbDQV821dtbatmXg4psbBsM02E/s400/stan.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Acabo
de ver la interesante película “Stan & Ollie”, que narra la gira teatral
que realizaron los cómicos Stan Laurel y Oliver Hardy en 1953 por teatros de
Gran Bretaña e Irlanda. Formados en el los espectáculos de variedades y en el vodevil
a principios del siglo XX, llegaron a formar pareja cómica en los años 20, lo
que ocurrió por decisión de los todopoderosos estudios de aquella época. Fue
entonces cuando comenzó la leyenda de Laurel y Hardy (el Gordo y el Flaco, como
se les conocía en España), que demostraron ser unos auténticos supervivientes.
Pasaron de las películas de un rollo (10-15 minutos) a las películas de dos
rollos y, de ahí, a los largometrajes de cuatro y cinco rollos, que ya contaban
con argumento y numerosos secundarios. Sobrevivieron a la gran purga del advenimiento
del cine sonoro, en la que numerosos actores de las “silent movies” vieron
fenecer sus carreras. Es más, el hecho de que uno de ellos fuera norteamericano
(Hardy, el Gordo) y el otro británico (Laurel, el Flaco) les permitió jugar con
sus acentos y acentuar la comicidad de sus escuetos diálogos. Incluso les dio
tiempo a embarcarse en la aventura del cine en color y de la televisión. Sufrieron
los problemas de cualquier matrimonio de larga duración en forma de enfrentamientos
contractuales y creativos, pero lograron superarlos y supieron mantener su
fidelidad hasta el final, cuando las preferencias del público ya los había convertido
en reliquias de otra época. Con el tiempo, la Academia de Hollywood los ha
coronado como geniales pioneros, junto a Chaplin, Buster Keaton, Harold Lloyd y
los Hermanos Marx. Los “baby boomers” todavía los recordamos y los disfrutamos
con alborozo infantil. Lo que me pregunto es qué será de las nuevas generaciones,
ahora que no ya pasan películas de los astros del cine cómico por televisión. Supongo
que tendrán que conformarse con Jim Carrey y con Ben Stiller. Pero, ¿qué
quieren que les diga?, no es lo mismo.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 20/12/2019</span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-89709829332380796602019-12-26T11:53:00.001+01:002019-12-26T11:53:53.657+01:00Chinches<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhH3fzULt8sg_Tqv7gx_v2ceX6JHJupd3dkIeZbWNyEmtKcdg3jAnQoBb0vCiATBwbOelXkgchT-n7vTvaFOnNrS2bD7mNk5W0wH_cD2sQncsCKtNFmPphvzVjQ2DN2xa9t6Bzc1IcWDDM/s1600/chinche.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="1500" height="204" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhH3fzULt8sg_Tqv7gx_v2ceX6JHJupd3dkIeZbWNyEmtKcdg3jAnQoBb0vCiATBwbOelXkgchT-n7vTvaFOnNrS2bD7mNk5W0wH_cD2sQncsCKtNFmPphvzVjQ2DN2xa9t6Bzc1IcWDDM/s320/chinche.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Mis
alumnos han vuelto de su viaje de estudios con unas bonitas fotos de Italia. La
más curiosa muestra una sábana del hotel de Roma donde pernoctaron. Al ampliar
la imagen, se distingue un bichito marrón que ellos afirman que es una chinche.
Les he preguntado cómo lo supieron y me han dicho que Google les ayudó a
catalogar el ejemplar. Pero la mente de los jóvenes es inquisitiva por
naturaleza y, lejos de conformarse con la evidencia gráfica, decidieron realizar
un experimento del que cualquier profesor de Biología se habría sentido
orgulloso. Para ello buscaron un individuo especialmente orondo (no les fue
difícil localizarlo) y procedieron a aplastarlo sobre una hoja de papel. El
resultado fue un charquito de sangre roja, inequívocamente humana, lo que les confirmó
que se hallaban ante un ejemplar de <i>Cimex lecturalius</i>, es decir, de una
chinche. ¿No les parece inquietante? Supongo que todos hemos encontrado alguna cucaracha
en un bar, en un restaurante o incluso en una habitación de hotel. Pero damos
por hecho que aquellos diminutos vampiros que hasta hace unas décadas atormentaban
a los durmientes eran una especie extinta. Sin embargo, parece que el ajetreo
de viajeros que caracteriza los tiempos modernos las ha vuelto a traer con
nosotros, hasta el punto de que se han convertido en la pesadilla de los
empresarios de hostelería de media Europa. Y uno no puede evitar pensar que los
ejemplares actuales deben de ser mucho más lozanos y saludables que aquellos
que les amargaban la vida a nuestros abuelos, puesto que medran a base de
turistas jóvenes y bien alimentados. Puede que hasta Greta Thunberg haya
sufrido alguna picadura de chinche durante sus viajes. Espero que la joven
activista haya sido coherente y no se haya liado a zapatillazos con esos
bichitos que, al fin y al cabo, no dejan de formar su propio ecosistema. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="mso-spacerun: yes;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 13/12/2019</span></span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-77101489419034273442019-12-26T11:50:00.000+01:002019-12-26T11:50:10.319+01:00Evaluación<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheDH2UwKNx5SxSmDNzdXa_EtIdvq9YNAQKHngx2GnCiypYlrlAi8TgQOdml5glTCwuhN5OKpp5AXuc2-m8WiubXNlI4VvHkkxgmlZe8a3Sf9OYXOEvBp8VVBlCHaeX3qyPR_7grnrU6Zo/s1600/suspenso.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="337" data-original-width="586" height="230" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEheDH2UwKNx5SxSmDNzdXa_EtIdvq9YNAQKHngx2GnCiypYlrlAi8TgQOdml5glTCwuhN5OKpp5AXuc2-m8WiubXNlI4VvHkkxgmlZe8a3Sf9OYXOEvBp8VVBlCHaeX3qyPR_7grnrU6Zo/s400/suspenso.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Estos
días es frecuente toparse por los pasillos de los institutos a alumnos llorosos
y compungidos. Resulta paradójico si pensamos en que las vacaciones navideñas
están a la vuelta de la esquina, pero las fechas coinciden también con las de
la primera evaluación, el momento de rendir cuentas al final del trimestre.
Estas desdichas juveniles le preocupan mucho a la administración, que no concibe
que un adolescente concluya su jornada escolar con lágrimas. Aunque la
interpretación podría ser distinta. Tal vez lo que no les guste a quienes
legislan sea que los alumnos suspendan. Las tendencias pedagógicas modernas
equiparan suspenso a frustración y fracaso, y el fracaso de un número considerable
de alumnos equivale al fracaso de las políticas educativas en vigor, lo que
para un político representa el riesgo de perder sus prerrogativas y su despacho.
Llevamos ya casi tres décadas de LOGSE, ley precursora del Disney Channel y de
Hanna Montana. No en vano la idea subyacente era reducir al mínimo el fracaso
escolar eliminando del sistema educativo ideas como el esfuerzo y el mérito, y
sustituirlas por un magma de conceptos vagos (y con frecuencia inútiles) cuyo
propósito final no era otro que convertir el suspenso en un problema, no para
el alumno o su familia, sino para el profesor, cuya figura ha sufrido un
proceso progresivo de estigmatización. Las sucesivas reformas de la LOGSE han
tenido más que ver con la cosmética que con la voluntad de resolver el problema,
hasta que los docentes hemos llegado a comprender que suspender a nuestros
alumnos es una forma segura de complicarnos la vida. Aun así, la resistencia es
espartana, y la mayoría de los profesores siguen haciendo su trabajo basándose
en el sentido común y la utilidad de sus enseñanzas para la vida adulta. Y ello
a pesar de tener que lidiar con informes interminables, llamadas de atención de
la administración educativa y la indignación perenne de los alumnos y de sus
familias.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 6/12/2019</span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-35657809219632593892019-12-22T13:04:00.001+01:002019-12-22T13:04:38.389+01:00Superman<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM3kbseskvNjIWgu4qFZBJTn9pSLyc3dQQ06-85-XtDASufAusEIWcDfudromDgxk7I6_IbsQncE3sFg4IjOl-xr7BVvR7Sf2V7z1vNxR8T99qH9Cpkkvkc5pxdlayhgXMI46g_kpF2Qc/s1600/superman.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="720" data-original-width="1280" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiM3kbseskvNjIWgu4qFZBJTn9pSLyc3dQQ06-85-XtDASufAusEIWcDfudromDgxk7I6_IbsQncE3sFg4IjOl-xr7BVvR7Sf2V7z1vNxR8T99qH9Cpkkvkc5pxdlayhgXMI46g_kpF2Qc/s400/superman.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Una
de las experiencias más surrealistas que recuerdo ocurrió durante el viaje de
novios de mis segundas nupcias. Fuimos a la costa este de los Estados Unidos y
rematamos el recorrido en Los Ángeles. El último día visitamos Hollywood
Boulevard, donde debes andarte con cuidado para no pisar las estrellas que hay
en el suelo. Y puedo asegurar que no es fácil, porque la muchedumbre es tal que
al menor descuido recibes un empujón y acabas pisoteando el nombre de Michael
Jackson o de Humprey Bogart, todo un trauma para cualquier mitómano que se
precie Además, aquel día había tomado unas cervezas de más y me resultaba
difícil esquivar a la hueste de turistas, en especial ante el Teatro Chino de
Grauman, donde se plantan los tipos disfrazados de Yoda y de Buzz Lightyear, de
Marilyn y Freddie Kruger. Aquellas docenas de metros que recorrí algo ebrio y asediado
por tristes remedos de los mitos de Hollywood tenían la textura de los sueños o
de las pesadillas. Pero el colmo fue toparme con Superman, un Superman demacrado
y cincuentón con dos grandes cercos de sudor tatuados en los sobacos. El
aspecto del tipo era tan pintoresco que quise retratarme con él, aunque mi
mujer me hizo cambiar de idea de un codazo. Ahora lamento no haber insistido. Hace
unos días supe que aquel Superman de pacotilla se llamaba Christopher Dennis,
que en su juventud fue aspirante a actor y que el infortunio lo convirtió en aquel
desdichado que mendigaba unos dólares a cambio de una fotografía. El aspirante
a Hombre de Acero apenas llegó a Hombre de Hojalata. También supe que hace poco
encontraron su cadáver en un contenedor de basura. Christopher Dennis quiso ser
Christopher Reeve, pero tuvo que conformarse con compartir su trágico destino.
Sin embargo, para mí siempre será una leyenda.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><i><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 29/11/2019</span></i></span></div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-88175143042854441492019-12-22T13:02:00.000+01:002019-12-22T13:02:03.373+01:00Silencio<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvfruAQbb9sR3uib2v9tspZCMtSH_FhunFOe9RPB1ZTE7-5u2-AT2zO-sHru7LkdyJVVdveVRJDVjc9FtTJd4lac0LBoQLMVZONh8Jw4ncShhDUpnhViVPS_rl-_6q4ryiCm65wLrF20c/s1600/triste.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="426" data-original-width="640" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhvfruAQbb9sR3uib2v9tspZCMtSH_FhunFOe9RPB1ZTE7-5u2-AT2zO-sHru7LkdyJVVdveVRJDVjc9FtTJd4lac0LBoQLMVZONh8Jw4ncShhDUpnhViVPS_rl-_6q4ryiCm65wLrF20c/s400/triste.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">El
lunes pasado noté algo extraño al llegar a clase. Mis alumnos estaban
abrazándose en la puerta. Lo hacen a menudo, pero estos abrazos eran distintos.
Eran abrazos de consuelo. Algunos incluso lloraban. Ya en el aula, la sensación
no podía ser más desoladora: caras tristes, ojos enrojecidos y, lo más
escalofriante de todo, un silencio absoluto. Los profesores no estamos
acostumbrados al silencio. A veces lo reclamamos, incluso lo exigimos, pero
cuando uno se planta delante de treinta adolescentes desencajados y mudos es
que algo terrible ha ocurrido. Pregunté discretamente y me respondieron con evasivas.
Pensé que era preferible seguir con la clase y dejar las preguntas para otro
momento. Y así transcurrió la hora, con las emociones a flor de piel, aplastados
bajo un silencio que era como una espesa capa de tristeza que nos cubría a
todos. Más tarde lo supe. El viernes anterior había muerto un antiguo compañero
suyo, un chico que estuvo en el instituto hasta hace un par de años. Un
accidente de tráfico en la avenida de España. Dos muchachos en una motocicleta.
Un choque contra otro vehículo. Nada se pudo hacer por el joven que conducía la
moto. Uno de mis alumnos los seguía montado en una bici y vio morir a su amigo.
Apenas puedo imaginar lo que pasó por la cabeza de este chico tras el accidente.
Quizás que la vida es arbitraria y cruel, y que la muerte nos alcanza a todos,
incluso a los más jóvenes, a quienes menos la esperan. Lo lamentable es que
seguramente tenga razón. Los adultos sabemos que el aprendizaje del duelo forma
parte del proceso de madurar. Por desgracia, se trata de una lección que no se
puede aprender en el instituto y, de todos modos, ellos son demasiado jóvenes para
recibirla. Nada se puede hacer, salvo enviar un fuerte abrazo a los padres de
ese muchacho de dieciséis años que el lunes pasado dejó su pupitre vacío.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><i><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 22/11/2019</span></i></span></div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
<br />
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-8943478476027485782019-12-22T12:55:00.001+01:002019-12-22T12:55:31.186+01:00El gallego y la gallina<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkf81v5HDm5LmzSm2xK9ebduLyqdmVsTLXYV6vlm0bEDbRRyy1z8LQevdE1-4yvhGl8hnHrSTUii6PWi1DApSvVtukhy8itgClZq3qxVIhyvsbxJM6WVpwL5NzppEyjw_EBlNEc2CSidY/s1600/gallina.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="484" data-original-width="514" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgkf81v5HDm5LmzSm2xK9ebduLyqdmVsTLXYV6vlm0bEDbRRyy1z8LQevdE1-4yvhGl8hnHrSTUii6PWi1DApSvVtukhy8itgClZq3qxVIhyvsbxJM6WVpwL5NzppEyjw_EBlNEc2CSidY/s320/gallina.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Pronto
se cumplirán treinta años desde que supimos de la desventura del gallego que
encontró la muerte mientras practicaba sexo con una gallina. Aquella fue una de
las primeras noticias a las que puede colgárseles el marchamo de «virales», y
eso que ocurrió más de una década antes de la irrupción de Internet. De hecho,
reunía todos los componentes para convertirse en pasto de comentarios y bromas
de la noche a la mañana. Un señor que desfoga sus ardores sexuales con una gallina,
una roca que se desprende, una fotografía que muestra al individuo aplastado
bajo el pedrusco con el ave, también fallecida, todavía adosada a sus partes. El
incidente resultaba ridículo y trágico a partes iguales, amén de lo morboso,
como testimonia la imagen que lo hizo popular. En suma, una noticia viral en
toda regla que data de principios de los 90. Sin embargo, el tiempo
transcurrido nos permite contemplar los hechos desde otra perspectiva: la de la
compasión. No me cabe duda de que las organizaciones animalistas se limitarían
a compadecerse de la gallina, tildando al gallego de violador de animales
inocentes que se había llevado su merecido. Yo no puedo evitar sentir lástima
por el gallego, y no solo por haber fallecido tan joven (no había cumplido los 40),
sino por el hecho de que la muerte lo sorprendiera en semejante trance y que
ahora, casi 30 años después, nos sigamos acordando. En este país, tan dado a la
mala leche y a los chascarrillos, lo peor que le puede pasar a uno no ya es
morir, sino hacerlo de una manera ridícula, como le ocurrió al desdichado
gallego. Puede que el protagonista de esta historia fuera un esposo y padre
ejemplar, un pilar de su comunidad, pero eso a nadie le importa, y todo porque
un día, en un momento de debilidad, al pobre hombre se le ocurrió cepillarse a
una gallina.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 15/11/2019</span></span></div>
<br /><div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-21312511548293317402019-12-22T12:52:00.002+01:002019-12-22T12:52:54.450+01:00El cuervo<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3sYu5Ouypuq_MkZ2wWo7FYa4mpGgTePkzqg73vsP0-AyCwZHxg_QebeZhZ6zyoxtPaDF-_cOCC4GZZJtqCMHgzU63_kAndiw2kmkYTNbwI0pNbqcBJ43TDQQTzbhu1fVnSpaQHRtCThE/s1600/cuervo.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="873" data-original-width="1552" height="225" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg3sYu5Ouypuq_MkZ2wWo7FYa4mpGgTePkzqg73vsP0-AyCwZHxg_QebeZhZ6zyoxtPaDF-_cOCC4GZZJtqCMHgzU63_kAndiw2kmkYTNbwI0pNbqcBJ43TDQQTzbhu1fVnSpaQHRtCThE/s400/cuervo.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La
semana pasada, por aquello de Halloween, un antiguo alumno afirmaba en una red
social que la festividad le resultaba «en parte desagradable», amén de ajena a
nuestras tradiciones. También culpaba de la implantación de este festejo foráneo
a los profesores de inglés y, puesto que soy uno de los acusados, no pude
evitar entrar al trapo. Le repliqué que jamás he organizado ni participado en concurso
alguno de disfraces terroríficos, dulces o calabazas. Todo esto lo hice constar
al pie del mensaje de mi exalumno, junto con el ruego de que no generalizara al
verter sus acusaciones. Sin embargo, a renglón seguido, él me respondió que me
fallaba la memoria, porque en una ocasión (hará más de quince años de esto) se me
ocurrió pedirles a él y sus compañeros que aprendieran las primeras estrofas del
poema <i>El cuervo</i>, de Edgar Allan Poe, y fue precisamente con ocasión de
Halloween. Sé por experiencia que con los antiguos alumnos conviene no
discutir, pues suelen tener muy buena memoria, en especial para esas cosas que
los profesores preferimos olvidar. No era el caso. Me enorgullece recordar que
en otros tiempos empleé poemas de autores ingleses y norteamericanos para
impartir mi asignatura. Es más, hubo una época en que usaba casi a diario los
sketches de los Monty Python en mis clases de inglés. Para mí, la poesía y los Monty
Python eran como una piedra de toque. Cualquier alumno que se conmoviera recitando
a Poe o se carcajeara viendo el sketch del loro muerto era muy digno de tener
en cuenta. Hoy no me atrevería a hacer esos alardes. Me conformo con proyectar
algún largometraje de Pixar y comentar con ellos lo emocionante que es la
escena final de <i>Toy Story 3</i>, con todos los juguetes cogidos de la mano
porque piensan que están a punto de morir. Son, en fin, otros tiempos. Aunque
dudo que mejores.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i>Publicado en La Tribuna de Albacete el 8/11/2019</i></span></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-84426002333884476362019-12-22T12:50:00.001+01:002019-12-22T12:50:22.895+01:00Colchones<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwZwLdRH61mrTRI4G_sWPQPPm9x1KJNtcLEguXmt8gAkIKbMnNsTRjwgcirJhNA51KOfrgwh1ZYoB7fAsqpn9jLUcCF2IrLZpvEOML5tgC3t3CgXBM2JKLfIBSt58Qez7-yn4SUdFo8Qk/s1600/colchones.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="554" data-original-width="979" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjwZwLdRH61mrTRI4G_sWPQPPm9x1KJNtcLEguXmt8gAkIKbMnNsTRjwgcirJhNA51KOfrgwh1ZYoB7fAsqpn9jLUcCF2IrLZpvEOML5tgC3t3CgXBM2JKLfIBSt58Qez7-yn4SUdFo8Qk/s400/colchones.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">El
ayuntamiento de Torrevieja tuvo que retirar de las calles más de 9.000
colchones entre los meses de julio y agosto. La noticia encierra su punto de
misterio, porque los responsables de medio ambiente no han sido capaces de
explicar este repentino desapego de los torrevejenses por sus viejos colchones,
ni siquiera apelando al aumento de población en época estival. Hace un par de
años supimos que en la localidad también alicantina de Villena habían
abandonado un ataúd vacío junto a un contenedor. Aquello pudo ser una broma
macabra, pero lo de los colchones de Torrevieja da que pensar. Por regla
general, los españoles usamos un solo ataúd a lo largo de nuestra vida (y perdone
el lector la inexactitud de la frase). Incluso el dictador Franco, en su
reciente viaje aéreo, ha tenido que conformarse con el mismo féretro en el que
fuera inhumado en 1975. Los colchones, en cambio, sufren mucho más desgaste y
hay que sustituirlos de forma periódica. De niño, en casa de mis abuelos, yo
dormía en colchones de lana. Luego vendrían los de muelles <i>(A mí, plin, yo duermo
en Pikolín). </i>Por último, en fechas más recientes, los viscoelásticos. He dormido
en colchones de todo tipo, pero nunca he sido tan incívico como para abandonar
un colchón en medio de la calle. Dudo que Torrevieja haya sido azotada por una
plaga de chinches, por lo que habrá que echar mano de la imaginación para
buscar las causas. Quizás hayan sufrido una epidemia de pesadillas o una pesadilla
colectiva, y los pobres colchones hayan pagado el pato. O mejor aún, tal vez se
hayan intercambiado los sueños, como les ocurría a los habitantes de Macondo en
la novela de García Márquez. Soñar los sueños de otro puede ser fascinante,
pero la idea de que el vecino esté soñando los tuyos debe de dar una vergüenza
horrible. Aun así, los colchones no tenían la culpa.<o:p></o:p></span></span></div>
<i><div style="text-align: right;">
<i><span style="font-family: Verdana, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 1/11/2019</span></i></div>
</i><div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-74017103765689067382019-12-22T12:47:00.000+01:002019-12-22T12:47:12.450+01:00Onicofagia<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHKl4GVe6k_Jxbe1MZd0BPb8bz6XFeaSw-UpUj-Skm5AWdPlMTQD_1QaVzUhUBbevDXd3iKkOET7ZxvF2Z4V5dHtn0LHH2ZtAyX05rV2BFH8FTmdOEV8OBLueI9Fm066hEgSWbamyhw6Q/s1600/onicofagia.jpeg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1068" data-original-width="1600" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHKl4GVe6k_Jxbe1MZd0BPb8bz6XFeaSw-UpUj-Skm5AWdPlMTQD_1QaVzUhUBbevDXd3iKkOET7ZxvF2Z4V5dHtn0LHH2ZtAyX05rV2BFH8FTmdOEV8OBLueI9Fm066hEgSWbamyhw6Q/s320/onicofagia.jpeg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">De
todos los vicios que profeso, creo que es el más inofensivo es el de morderme
las uñas. Reconozco que la actividad no mejora la estética de mis manos, rematadas
por diez apéndices romos que tienen algo de muñones. Reconozco también que mi
onicofagia me ha causado alguna incomodidad menor. Y me refiero a incomodidades
de tipo sanitario, porque cuando las uñas se acaban no tengo más remedio que
completar mi dieta mordisqueando padrastros y pellejos, lo que convierte la
punta de mis dedos en una zona bélica donde las bacterias dan rienda suelta a
su furia microscópica. No niego que el asunto tiene algo de vergonzante y que procuro
reservarlo para la intimidad doméstica. Pero las dentelladas no dejan de ser un
acto reflejo, como respirar o rascarme la entrepierna, y no siempre consigo
detenerme a tiempo. Una vez andaba yo por la calle devorando la punta de mi
dedo índice cuando unas chicas me increparon desde un autobús: «¿Están buenas?»
Y ni siquiera tuve tiempo de responderles a aquellas frescas como se merecían,
porque entonces el autobús arrancó y ellas me gritaron: «¡Que aproveche!» A
pesar de todo, sigo pensando que esta modalidad de antropofagia autoinfligida
es un hábito aceptable, amén de económico e inocuo para el prójimo, y que si se
administra con mesura puede procurar horas y horas de solaz y de sosiego. La
bendita Wikipedia cataloga el hábito entre los trastornos compulsivos y
advierte que puede provocar daños estructurales permanentes. También recomienda
que los pacientes más recalcitrantes acudan un profesional en busca de ayuda. No
sé si el profesional más adecuado sería un psicólogo o un especialista en
trastornos alimenticios. Lo que recuerdo muy bien es que es mis tías trataron
de curarme el vicio untándome las uñas con un líquido amargo, y que lo único
que consiguieron fue predisponerme al consumo de bebidas amargas, en especial
de la cerveza. Pero de eso hablaremos otro día. <o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 25/10/2019</span></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-11519043897551650662019-12-22T12:42:00.000+01:002019-12-22T12:42:45.297+01:00Matemáticas<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhX5cIau7SmhmgBDVbWfNbsFx2f_-iGfr6w-yfv1VSk-QdVKXs41PfzGkGZ9rWlmljHTASASIhcnzk2S-QWPl2B7SQyQZuLVyHbqspb6j3ZqSjIZCMSbhsQl9kcOv5ObjAHgx3djHuC9RM/s1600/matem%25C3%25A1ticas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="480" data-original-width="800" height="192" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhX5cIau7SmhmgBDVbWfNbsFx2f_-iGfr6w-yfv1VSk-QdVKXs41PfzGkGZ9rWlmljHTASASIhcnzk2S-QWPl2B7SQyQZuLVyHbqspb6j3ZqSjIZCMSbhsQl9kcOv5ObjAHgx3djHuC9RM/s320/matem%25C3%25A1ticas.jpg" width="320" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">En
mis años escolares no se me daban bien las matemáticas. Sin embargo, procuraba disimularlo
para que mis compañeros no me vieran como un zoquete. En tercero de BUP llegué
hasta el extremo de elegir matemáticas como asignatura optativa, yo, un
estudiante de letras al cien por cien. Pero la hombrada acarreó su propio
castigo, como descubrí el primer día que don Francisco Pérez asomó por mi clase.
Abandoné la disciplina en COU con un enorme suspiro de alivio. Y ahora, con los
años, soy yo mismo quien me veo como un zoquete, porque he descubierto que mi
ignorancia de los números irracionales y de las ecuaciones siempre será para mí
una barrera infranqueable. Debí verlo venir cuando devoraba la serie “Cosmos” y
se me caía la baba oyendo a Carl Sagan hablar de Galileo y de Newton, de cuásares
y agujeros negros, de relatividad y espacios multidimensionales. Lo cierto es
que, no importa cuán curioso sea uno, antes o después se topará con una
pregunta cuya respuesta solo puede comprenderse en lenguaje matemático. Desde los
secretos tejemanejes de nuestro ADN hasta la voracidad de un virus merendándose
una bacteria, desde la minuciosa geometría de los cristales hasta la vasta
coreografía de los planetas, desde los caprichos aparentes del viento hasta las
andanzas vertiginosas de un rayo de luz, todo el universo está escrito en
lenguaje matemático. Incluso la música, que se nos figura una creación
exclusivamente humana, obedece los dictados de las matemáticas. Detrás del “Yesterday”
de los Beatles, detrás de la Novena de Beethoven, las matemáticas determinan
las leyes de la armonía, sin las cuales no existe música, tan solo ruido. En
fin, que no me extrañaría que, cuando Dios dictó el Génesis, lo hiciera en código
binario. Y que cuando se emplea la estadística para hacer sondeos electorales,
lo que estemos oyendo sea la risa del diablo. <o:p></o:p></span></span></div>
<i><div style="text-align: right;">
<i><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 18/10/2019</span></i></div>
</i><div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-28003556398819631882019-12-22T12:39:00.001+01:002020-01-08T21:01:39.799+01:00El mando<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxhi8tLqLzxcv91v3gRO-qBBOqNwHjQfdfLU_XrZECVZDYOXHJQUwHMyCC37qP2nr3Xe_RZ7elgg4QJfgAMBz9xLEbE_Awm8DyFzYtibb9qz4QJl5dnq3s1BPZueRDeBFwx4-gt2_6u2U/s1600/mando.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="377" data-original-width="565" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgxhi8tLqLzxcv91v3gRO-qBBOqNwHjQfdfLU_XrZECVZDYOXHJQUwHMyCC37qP2nr3Xe_RZ7elgg4QJfgAMBz9xLEbE_Awm8DyFzYtibb9qz4QJl5dnq3s1BPZueRDeBFwx4-gt2_6u2U/s400/mando.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif; font-size: 12pt;">El
mando a distancia del televisor supuso el principio del fin de la armonía
familiar. En el pasado remoto (es decir, cuando yo era niño) no los había, ni
puñetera falta que hacían. Se rumoreaba que los madrileños disfrutaban de una
segunda cadena, pero para los habitantes de esa España que con el tiempo
llegaría a estar vacía, el UHF no era más que un mito, unas siglas misteriosas
en el panel de mandos de aquellos televisores primitivos. Yo a veces accionaba
el UHF, pero lo único que se veía era una especie de tempestad de nieve que no auguraba
nada bueno. Supongo que, si en alguna ocasión mis experimentos infantiles hubieran
invocado alguna imagen reconocible, me habría desmayado del susto, como si
Locomotoro hubiera atravesado de repente la pantalla y se hubiera materializado
en el salón de mi casa. En el fondo, creo que aquella cadena única era una
bendición, porque garantizaba el orden social y familiar con más eficacia que el
mismísimo Fuero de los españoles. Y, si lo pienso, tampoco la incorporación de
la Segunda Cadena a la parrilla local supuso una grave perturbación, pues,
acostumbrados como estábamos a prescindir de ella, nadie la veía. Ahora bien,
cuando llegaron los televisores en color y las cadenas privadas, fue como si se
desatara el Apocalipsis. Entonces el mando a distancia se convirtió en el utensilio
más anhelado de la casa, un auténtico objeto de poder que enfrentó a quienes
vivían bajo el mismo techo, con el consiguiente descalabro para el modelo de
familia nuclear. El armisticio llegó con la multiplicación de los televisores
en las distintas estancias y, sobre todo, con la irrupción de las nuevas
tecnologías. Ahora cada miembro de la familia ve lo que quiere y puede obviar
lo que no le interesa, es decir, a sus padres, a sus hijos y a sus hermanos.</span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i>Publicado en La Tribuna de Albacete el 11/10/2019</i></span></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-84206655558650132902019-12-22T12:36:00.001+01:002019-12-22T12:36:44.582+01:00El sentido de la vida<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6BhZy152sT8uL44YRaEhGU-mubGwiCerwyYPU60G9qrprI4O65fM7WGWjP8vX2_E6ap9IfarhRawe803wqKI8l17Tew2CvkfjVhbViVjSH-px9qTsHKp7oNWYUPDS8Wz6k3XqxmQAW0A/s1600/meaning.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="502" data-original-width="753" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg6BhZy152sT8uL44YRaEhGU-mubGwiCerwyYPU60G9qrprI4O65fM7WGWjP8vX2_E6ap9IfarhRawe803wqKI8l17Tew2CvkfjVhbViVjSH-px9qTsHKp7oNWYUPDS8Wz6k3XqxmQAW0A/s400/meaning.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">La
semana pasada una alumna de tercero de la ESO me hizo la pregunta más difícil a
la que me he enfrentado en toda mi carrera docente: «Profe, ¿cuál es para ti el
sentido de la vida?» No soy profesor de filosofía, sino de inglés. De hecho, mi
clase de aquel día consistía en enseñarles a hacer preguntas tales como <i>Please,
can I have some toilet paper?</i> No creo que el asunto del papel higiénico le hiciera
pensar a la muchacha en la ambivalencia del término «escatología» en nuestro
idioma, que igual hace referencia a las realidades últimas que a los
excrementos y la suciedad. Mientras me rascaba la cabeza para ganar tiempo, recordé
un artículo en el que mi amigo Antonio Cabrera afirmaba que la vida es una
novela con el peor de los finales posibles, porque el protagonista muere, pero pensé
que era una judería soltarle eso a una chiquilla de quince años. Por suerte, me
vino la inspiración cuando estaba a punto de largarme pretextando alguna urgencia
escatológica. «Tú y yo estamos aquí ahora, ¿verdad?», le dije a la muchacha. Y
cuando ella respondió afirmativamente, continué: «Pues piensa en todas las
personas que han tenido que nacer y morir para que hoy estés aquí y hayas podido
hacerme esa pregunta. ¿Piensas que todo esto es pura casualidad?». Me sentí
como un cura durante unos ejercicios espirituales, pero a ella debió de calarle
hondo, porque me miró con ojos relucientes mientras sus compañeros charlaban de
sus cosas. Y durante ese insólito momento de intimidad se me ocurrió que a
veces mi trabajo no está tan mal, después de todo. A continuación, con un suspiro,
les escribí en la pizarra la frase «¿Puede usted darme un billete de ida y
vuelta a Birmingham?», ciudad donde que nunca he estado y a la que no tengo la
menor intención de ir.<o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 4/10/2019</span></span></div>
<br /><div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-24292488993352224722019-12-20T18:13:00.000+01:002019-12-20T18:13:07.866+01:00Transgresión<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-0TRRCrEiF9iJhX5Vc-RlaQJB4g8QC5w_bg-GauQyXAQjDoI68GeItyxWMg1LdKQ24tR-95gKSkwQA6knyYg8vLjCUyXLBNsJFIoa5xzWu7EqAQTSJo-4UVP0-XELDDTctmyBa8RgMyE/s1600/Dia-mundial-sin-tabaco.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="846" data-original-width="1030" height="262" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj-0TRRCrEiF9iJhX5Vc-RlaQJB4g8QC5w_bg-GauQyXAQjDoI68GeItyxWMg1LdKQ24tR-95gKSkwQA6knyYg8vLjCUyXLBNsJFIoa5xzWu7EqAQTSJo-4UVP0-XELDDTctmyBa8RgMyE/s320/Dia-mundial-sin-tabaco.jpg" width="320" /></a></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-pagination: none; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Lo
más parecido a ser un delincuente sin llegar a quebrantar la ley es ser
fumador. El lunes pasado, precisamente, una asociación contra el cáncer colocó
un stand informativo en la misma puerta del instituto donde trabajo. Y dio la
casualidad de que, antes de que los alumnos salieran en tromba, quien asomó por
la puerta fui yo, y en pleno ataque agudo de tabaquismo tras varias horas de
clase privado de nicotina. Me apresuraba a encender un pitillo con manos temblorosas
cuando de pronto me sentí traspasado por media docena de miradas de censura,
las de las señoras a cargo de la campaña. Creo que su reacción no habría sido
más expresiva si, en lugar de encender un cigarrillo, me hubiera abierto la
gabardina para hacer exhibición pública de mis genitales. A todo esto, tengo
que decirles que voy a volver a dejar de fumar muy pronto, por supuesto que sí.
Voy a hacerlo por mi salud, por mi comodidad y por mi economía. Pero no puedo
evitar que, en situaciones como la que he descrito, me aflore la vena subversiva.
Y en esto creo que coincido con muchos ciudadanos medianamente cívicos, pero
hasta las narices de tanta censura y tanto pensamiento recto. Ante la imposibilidad
de abrir la boca para expresar cualquier opinión de las que hoy se consideran
inaceptables (y la lista de temas prohibidos aumenta cada día) empiezo a
plantearme la escritura de una serie de artículos en los que dar rienda suelta
a todos los demonios que me rondan por la cabeza, que son numerosos. Naturalmente,
nadie leería jamás esos artículos, pues publicarlos por cualquier medio
supondría un suicidio social, amén de posibles consecuencias penales. Pero el
mero hecho de escribirlos ya sería un alivio, como orinar en plena calle de
madrugada cuando uno ya no aguanta más o fumarse un cigarrillo delante del
stand de una asociación contra el cáncer.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 27/9/2019</span></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-25581464382140832052019-12-20T18:06:00.000+01:002019-12-20T18:06:02.108+01:00Tópicos<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEji8s57stTzdbRidO2xJp6vfHbvBL4dGraTBJURJSkpyRreTMX_QCnd0GjdLRdXPjyuEswwGdUdOWVTmGvXXf0OFmstk19IMBU2J1dMDMkY-_3EUZe9sflZOnhIXOUmv_TObNBsJXsK9yU/s1600/smartphone.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="353" data-original-width="628" height="223" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEji8s57stTzdbRidO2xJp6vfHbvBL4dGraTBJURJSkpyRreTMX_QCnd0GjdLRdXPjyuEswwGdUdOWVTmGvXXf0OFmstk19IMBU2J1dMDMkY-_3EUZe9sflZOnhIXOUmv_TObNBsJXsK9yU/s400/smartphone.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Siempre
me he declarado enemigo de los tópicos, esas opiniones prefabricadas que solo
sirven para abrir la bocaza cuando lo más sensato sería callarse. Hay uno, en
concreto, que me irrita de forma especial, el que se refiere a la edad como un
obstáculo insalvable para aprender cosas nuevas. Dejando aparte el atletismo y
el Kamasutra, opino que la experiencia es una gran aliada, pues convierte nuestro
cerebro en una útil caja de herramientas de la que siempre podemos echar mano a
la hora de afrontar nuevos retos. Eso era lo que pensaba hasta hace poco,
cuando descubrí que, en efecto, soy demasiado viejo para ciertas cosas, como por
ejemplo para usar un teléfono inteligente. La primera en la frente me la llevé
cuando intenté hacer una «lista de distribución» de whatsapp y lo que hice fue
crear uno de esos odiados grupos, del además me borré inmediatamente, un acto
de cobardía que muchos amigos todavía me afean (si bien es cierto que algunos,
los mejor intencionados, se quedaron algunos días, supongo que esperando mi
regreso para brindarles alguna explicación). No contento con aquella hazaña,
hoy mismo he reincidido en mi nulidad para las nuevas tecnologías con una trastada
todavía peor. La cuestión es que mi madre se ha mudado a otra ciudad y olvidó
en su casa los teléfonos de los parientes y las amistades, por lo que tuve que
pasar por el domicilio paterno para fotografiar las cuartillas en las que mi
padre, hombre de la vieja escuela, apuntaba sus contactos. No sé cómo me las he
arreglado, pero hoy he publicado todos esos números en Facebook, con gran
desconcierto general y cierto cachondeo sobre el pañito de ganchillo que se
veía de fondo. Pero lo más sorprende es que incluso he recibido «likes», lo que
me confirma que en las redes sociales abunda más la buena voluntad que el buen
criterio.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i>Publicado en La Tribuna de Albacete el 20/9/2019</i></span></div>
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrLWoay5VsFpquNUSPH8M32KyBfFcqvEtG3b1POCdutKfaGdhYxtRp7TGNoI0MnaMoJMhIn0y2mPnIPOrrj2qyjmUJjCzczyQNndH4U40P5EgX0M0Ix-RBcJ7RJN7jIvgNC9T4Iw4kxZ0/s1600/perspective2.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="400" data-original-width="600" height="266" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjrLWoay5VsFpquNUSPH8M32KyBfFcqvEtG3b1POCdutKfaGdhYxtRp7TGNoI0MnaMoJMhIn0y2mPnIPOrrj2qyjmUJjCzczyQNndH4U40P5EgX0M0Ix-RBcJ7RJN7jIvgNC9T4Iw4kxZ0/s400/perspective2.jpg" width="400" /></a></div>
<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-pagination: none; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Tengo
la suerte de estar de vacaciones y habitando mi retiro rural. Sin los agobios
del día a día, se me brinda la ocasión de contemplar las cosas con cierta perspectiva.
Afirma el diccionario que la perspectiva es la «manera de representar uno o
varios objetos en una superficie plana, que da idea de la posición, volumen y
situación que ocupan en el espacio con respecto al ojo del observador».
Ahondando en la metáfora, los «objetos» que menciona la definición podrían ser todos
esos asuntos que nos han estado preocupando durante los últimos meses. La catarata
de acontecimientos políticos que hemos vivido no permite distinguir el volumen e
importancia reales de cada cuestión. Apenas logramos discernir la secuencia de
lo sucedido, porque todo se nos ha presentado en tropel, con lo que no logramos
captar la profundidad y tendemos a ver las cosas en un mismo plano, sin poder
distinguir tamaños ni distancias, sin ser capaces de formarnos una visión
general del conjunto. En estos días, en cambio, mientras escucho la radio o leo
la prensa, comienza a formarse una imagen coherente, con su línea del horizonte
y sus puntos de fuga. Y la imagen es desalentadora. Lo que contemplo es una
nación paralizada y una clase política mucho más preocupada por conquistar o
consolidar privilegios que por trabajar en los asuntos públicos. Veo un sistema
democrático degradado en el que los partidos políticos, que en cierto momento
tal vez fueran canteras de ideas y motores de cambio social, se han convertido
en organizaciones concebidas para amasar poder, vacías de ideología y de ideales,
conceptos que vienen a ser equivalentes. Y entonces esta imagen en perspectiva
comienza a difuminarse, desaparecen las líneas, la nitidez, y solo soy capaz de
distinguir manchas borrosas en distintos tonos de gris, apenas visibles sobre
un horizonte muy oscuro. <o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><i><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Publicado en La Tribuna de Albacete el 19/7/2019</span></i></span></div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
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<div align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0cm; mso-pagination: none; text-align: center;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEism4fJPk-CcpOY_GTlpo-0M0okof4AdjI7a35Yq0ShO9NHilIk4X3JU5BLH6hoIiHNGhl70yGPUWDeXejk9kfVSAcEcnkliEHko5INceVmh09haIli3gzlcR6wlrB7bLUZGLXBwTUtJcc/s1600/la_ley.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="925" data-original-width="700" height="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEism4fJPk-CcpOY_GTlpo-0M0okof4AdjI7a35Yq0ShO9NHilIk4X3JU5BLH6hoIiHNGhl70yGPUWDeXejk9kfVSAcEcnkliEHko5INceVmh09haIli3gzlcR6wlrB7bLUZGLXBwTUtJcc/s400/la_ley.jpg" width="302" /></a></div>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">«Los
tribunales no le solucionan la vida a la gente». Eso le oí decir a un abogado en
un arranque inesperado de sinceridad. Tenía razón, aunque omitió la segunda
parte de la sentencia, que vendría a ser: «No solamente no se la solucionan,
sino que casi siempre se la complican». Y eso lo sabe cualquiera que se haya
visto inmerso, para su desgracia, en un viacrucis judicial. En <i>El proceso</i>
de Kafka se cuenta la historia de un campesino que espera durante toda su vida
ante la puerta de la Ley. La puerta está abierta (¿acaso no es la Ley, en
teoría, accesible para todos?) pero el guardia que la custodia nunca le permite
franquearla, y no hay razones ni sobornos que puedan convencerlo. Al final del
cuento, el campesino muere de viejo. El problema del campesino de Kafka es que
nadie le dijo que para persuadir al guardián necesitaba a un abogado o, si lo
sabía, no podía permitírselo. Hace siete años yo me vi impotente ante las
puertas de la Ley, pero tuve la suerte de encontrar una buena abogada, una
profesional capaz de interpretar los arcanos de la justicia y pronunciar los
conjuros correctos para lograr que ocurrieran cosas. Aunque el proceso no haya
llegado a ser kafkiano, en algunos momentos a mí me lo ha parecido. Sin embargo,
hoy puedo decir que estoy tocando el final con la punta de los dedos. Por ello
hoy me siento en la obligación de mostrarle mi gratitud a Soledad Gómez Cambres,
experta en Derecho, quizás la más ardua e inextricable de todas las materias. Y
me alegra poder decir que, además de mi abogada, puedo llamarla amiga. Un día,
Sole, te prometí este artículo y aquí lo tienes. Es verdad que los tribunales
no te solucionan la vida, pero consuela pensar que hay profesionales capaces de
evitar que te la amarguen.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i>Publicado en La Tribuna de Albacete el 4/7/2019</i></span></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-15639519860411655282019-12-20T17:50:00.002+01:002019-12-20T17:51:04.307+01:00La fragilidad<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiv33cPIWZfezpKuPw8wkYt8wCkrp462Z4W7uVoyqWMUx7XiVrG0ScYFQyghE4gzSEFnuJiMq_iX1DDZvA1C8G0E0auspvu5uWYhfJUBOC6pR6teBDtUC8YvP62mVOtfZoFb8xMWFh23Ag/s1600/100_1606.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1200" data-original-width="1600" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiv33cPIWZfezpKuPw8wkYt8wCkrp462Z4W7uVoyqWMUx7XiVrG0ScYFQyghE4gzSEFnuJiMq_iX1DDZvA1C8G0E0auspvu5uWYhfJUBOC6pR6teBDtUC8YvP62mVOtfZoFb8xMWFh23Ag/s400/100_1606.JPG" width="400" /></a></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;">La
semana pasada murió un amigo mío. Era un poeta conocido y respetado, pero eso
aquí no importa, porque ante la muerte todos somos iguales. La historia es
triste (puede que la haya contado antes). Hace un par de años sufrió un
accidente absurdo, jugando al balón con un niño. Un mal paso, un traspiés, y su
frente se estrelló contra una pared provocándole una gravísima lesión medular.
Tras varios meses en el hospital de parapléjicos de Toledo, y a pesar de
algunos destellos de esperanza, los especialistas concluyeron que su
tetraplejia era permanente y lo mandaron a casa. Su estado físico comenzó a
deteriorarse casi desde el día del maldito accidente. Le costaba respirar y su
voz se había reducido a un jadeo. Todos los músculos de su cuerpo se atrofiaron
y contrajeron, y sus órganos internos comenzaron a fallarle uno tras otro.
Nuestro cuerpo necesita movimiento para mantener su integridad. La mente, en
cambio, puede sobrevivir en las circunstancias más adversas, lo que representa
un milagro, pero también puede ser una maldición. La mente de mi amigo,
brillante, incisiva, lúcida como pocas, se convirtió en testigo impotente de su
declive físico. Él todavía estaba ahí, pero condenado a ser un pasajero de sí
mismo. En los últimos tiempos su cuerpo había menguado hasta parecerse al de un
niño pequeño. Ni siquiera puedo imaginar su sufrimiento, la negra desesperación
que fue creciendo en él día tras día. Al final su organismo se dio por vencido,
o su inteligencia, que era lo único que le quedaba, aparte del afecto y la
admiración de todos cuantos tuvimos el privilegio de cruzarnos con él. Y aunque
ahora sea solo un puñado de cenizas, el fulgor que ha sido su vida tardará
mucho, mucho tiempo en apagarse. Procuraremos aprovechar hasta el último
destello de esa luz.<o:p></o:p></span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: "trebuchet ms" , sans-serif;"><i>Publicado en La Tribuna de Albacete el 28/6/2019</i></span></div>
<div class="blogger-post-footer">Pulsar para leer artículo completo</div>La Ley de Murphyhttp://www.blogger.com/profile/11598567709587653420noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-1188791733568514149.post-335026768377870952019-12-20T17:45:00.001+01:002019-12-20T17:45:36.000+01:00Personajes<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3KvRsHwl5G3zxvRh8Jkaz14e6PWZAUAV7wpGbA3dFNj8eHMH-4mqb_T6emXktXKvHejNqZYjCjMeurUs27o1v1OaJd3W9yoUVIyNVax7GPLjLRANwrgCi47ZaaZIVUlzcXnMXUemTZxg/s1600/presentaci%25C3%25B3n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="453" data-original-width="604" height="300" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3KvRsHwl5G3zxvRh8Jkaz14e6PWZAUAV7wpGbA3dFNj8eHMH-4mqb_T6emXktXKvHejNqZYjCjMeurUs27o1v1OaJd3W9yoUVIyNVax7GPLjLRANwrgCi47ZaaZIVUlzcXnMXUemTZxg/s400/presentaci%25C3%25B3n.jpg" width="400" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6.0pt;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Ayer
mismo me comentaba mi suegra que había disfrutado de mi última presentación
literaria. Y no solamente ella, sino también las amigas que la acompañaron, y
que sacrificaron ese día sus partidas de ajedrez para venir a escucharme. «Se
quedaron encantadas. Me dijeron que mi hija ha tenido mucha suerte al encontrar
un marido tan dulce y encantador como tú». Naturalmente, este último comentario
le arrancó una carcajada a mi esposa (su hija): «Yo a tus amigas les diría que
se vinieran una semanita a convivir con él, a ver qué opinaban luego». Tengo
que decir que estoy completamente de acuerdo. La metáfora teatral está gastada,
pero sigue siendo útil. El éxito en la vida consiste en la capacidad de cada cual
para interpretar, no ya un único personaje, sino todo un catálogo de personajes
adecuados para cada situación. A veces nos toca el personaje solemne, otras el
cómico, o el trágico. A veces tenemos que ser el tío Vania, otras el
padre-madre coraje. Y en no pocas ocasiones descubrimos que estamos
representando al villano del drama. Cada uno de estos papeles tiene su encaje y
su utilidad en según qué circunstancias. Echando mano de una analogía más
contemporánea, la vida se parece mucho a una red social en la que los usuarios
no se muestran como son, sino como quieren que los vean en según qué momentos.
Vivir consiste en construir historias y ficciones, en encarnar personajes. En los
encuentros con lectores trato de mostrarme como un tipo amable, cercano, tranquilo,
porque nadie le quiere comprarle libros a una bestia parda (salvo que se llame
Cela, Umbral o Arturo Pérez-Reverte). En la intimidad del hogar, el doctor
Jekyll a veces se queda dormido y Hyde asoma su hosco careto. Quienes más nos
aman y nos apoyan tienen que aguantar nuestra peor versión, ese personaje del
reparto que le cae mal a todo el mundo. Es así de injusto.</span><span style="font-family: Times New Roman, serif;"><o:p></o:p></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: 6pt; text-align: right;">
<span style="font-size: 12pt; line-height: 150%;"><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i>Publicado en La Tribuna de Albacete el 21/6/2019</i></span></span></div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
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