La Ley de Murphy

La Ley de Murphy
Eloy M. Cebrián

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Playboy


Esta semana se ha difundido la noticia de que la revista Playboy va a dejar de publicar desnudos. Los responsables de la publicación se quejan de que internet ha despojado a las «conejitas» de su morbo, pues ahora todo el sexo del mundo está a un clic de ratón, y encima gratis. Supongo que de este modo los editores tratan de convertir Playboy en una revista orientada a un público más general, y no exclusivamente a lectores varones que, entre artículo y artículo, gustan de solazarse con la contemplación de las domingas de alguna modelo o starlette. Resulta divertido imaginar la reacción del fundador Hugh Hefner, allá en su mansión californiana, cuando el ejecutivo de turno le contara que estaban perdiendo dinero a espuertas, y que los estudios de mercado aconsejaban podar la publicación de cualquier traza de chicas en pelotas. El anciano Hefner, quien tal vez haya sido uno de los hombres más envidiados del mundo, debió de tragarse su pipa del susto. A sus 90 años largos, tal vez la noticia le sonó como si le anunciaran su inminente castración. En Playboy han aireado sus encantos desde Marilyn Monroe a Jayne Mansfield, pasando por Bo Derek, Kim Bassinger y buena parte del Olimpo hollywoodiense. Es cierto que sus páginas han recogido también relatos de García Márquez, Norman Mailer y Jack Kerouac, pero creo que los lectores se orientaban más hacia los encantos de las primeras que hacia el talento de los segundos. Así lo pensábamos al menos en mi antiguo colegio mayor, donde Playboy era una publicación muy apreciada. Con la noticia de que las chicas del famoso poster central han sido erradicadas se cierra una época. Como casi siempre ocurre, me imagino que todo lo que venga a partir de ahora será peor.

Publicado en La Tribuna de Albacete el 16/10/2015

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