Se ha publicado un libro cuyos autores son los
encargados de la funeraria que se ocupó del cuerpo de Marilyn Monroe. Además de
los daños propios de la muerte, dicen que cuando la encontraron estaba sucia y
sin depilar. Que se veían las raíces oscuras de su pelo y que usaba dentadura
postiza. También revelan que se colocaba prótesis en los pechos para que le
abultaran más. Su aspecto general —dicen— era de dejadez, y su cadáver parecía el
de una mujer mucho mayor de los 36 años que la actriz tenía en el momento de fallecer.
Estas son, entre otras, las lindezas que este par de buitres han mantenido en
secreto desde 1962. Ahora, transcurridos más de 50 años, parece que el secreto
profesional les ha pesado mucho menos que la oferta económica de una editorial.
Cuando yo era estudiante, tenía una pared entera
forrada con fotografías de Marilyn, quien me parecía incomparablemente más
hermosa que aquellas actrices de los 80, con sus cirugías, sus hombreras y su
pelo cardado. Aun hoy me siento cautivado cuando vuelvo a verla en sus
películas (hace poco fue La tentación
vive arriba), o me topo con alguna fotografía suya en internet. La belleza que
transmiten sus imágenes es tan intensa que le ha sobrevivido más de medio siglo,
y amenaza con hacerlo durante muchos años más. Quizás algunas personas no
nazcan para ser simples seres humanos, sino para convertirse en símbolos, como esa
muchacha de vida agitada llamada Norma Jeane Baker, cuyo destino era convertirse
en el ideal de sensualidad, de gracia y de belleza durante muchas generaciones.
Aunque suelen ser también destinos trágicos. El precio que Marilyn pagó lo
encarna ese triste despojo que encontraron sus sepultureros. Su recompensa, sin
embargo, fue nada menos que la inmortalidad.
Publicado en La Tribuna de Albacete el 31/7/2015
1 comentario:
Seria interesante conocer a profundidad los detalles de esas confesiones y si tienen en realidad algun peso de veracidad.
Creo que la belleza de Marylin es inigualable y perdudara por mucho tiempo asi como su talento.
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