Pasan los días y el alcalde sigue haciendo oídos
sordos a la petición ciudadana, canalizada a través de la plataforma Change.org, para devolver a su
emplazamiento original las rejas del edificio de la calle Concepción. Se trata,
como seguramente sabrán, del hermoso edificio que ocupa el número 11, el que
hace esquina con Marqués de Molins, proyectado en 1926 por el arquitecto Julio
Carrilero. Según explica el historiador Luis Guillermo García-Saúco, impulsor de
la petición, dicha rejería fue forjada por el artesano José Tejados, quien
realizó su aprendizaje en Barcelona en el ámbito de Gaudí, y ha lucido en su
emplazamiento original durante los últimos 90 años, es decir, hasta que recientemente
una clínica dental adquirió el local de la planta baja. No parece que una
clínica dental precise de escaparates. Aun así, a estos odontólogos les sobran
las históricas rejas, que quizás ocultarían sus vinilos de bocas sanas y
sonrisas profidén. De lo que no anda sobrada esta ciudad es de patrimonio
arquitectónico. No sé si han tenido ocasión de ver el edificio en su estado
actual, pero la impresión es que la fachada ha sido despojada de algo esencial,
al igual que todos los ciudadanos de Albacete, que crecimos con ese elemento
como parte del nuestro paisaje urbano. Javier Cuenca se escuda en pretextos de
tipo técnico y se muestra muy ufano porque ha conseguido salvar las rejas (según
él) para el disfrute de todos los ciudadanos. Sin embargo, pensamos que el
disfrute sería mucho mayor si las rejas volvieran a su lugar de origen. Esta
restitución sería, además, un modo de mostrar cierta sensibilidad y algún
respeto con el patrimonio común del pueblo de Albacete, en lugar de enarbolar
la piqueta al estilo de aquellos ayuntamientos franquistas responsables del
expolio arquitectónico de nuestra ciudad.
Publicado en La Tribuna de Albacete el 1/4/2016
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