La Ley de Murphy

La Ley de Murphy
Eloy M. Cebrián

viernes, 29 de abril de 2016

Cultura pasada por agua


Esta escueta columna no consiente rodeos, de modo que iré al grano: la organización de los actos del Día del Libro fue un auténtico desastre. Nadie tiene la culpa de la lluvia. Pero ¿qué hay de la falta de previsión (o de interés) que mostraron los responsables políticos al programar un evento al aire libre con la que iba a caer y, para colmo, adelantarlo un día con respecto a su fecha habitual sin que apenas nadie se enterara? Pero tenía que hacerse en un día lectivo, pues la presencia de los colegios siempre viste mucho (políticamente hablando). Y al final la conclusión es que, en el Día del Libro, los libros son lo de menos. Lo que importa es que el alcalde y los responsables de cultura puedan hacerse la foto de turno. Pero no hay foto capaz de maquillar el hecho de que a estas personas la cultura les importa un rábano. Valoro el trabajo de las bibliotecas y de los clubes de lectura. Pero hay un solo día al año en el que los protagonistas deberían ser los autores y los libreros, y ese día ha pasado sin pena ni gloria, con escasísimos visitantes y mucha lluvia. El viernes 22 de abril los escritores vimos cómo se esfumaba la oportunidad de conocer a los lectores y mostrarles nuestro trabajo. Los libreros, por su parte, perdieron una jornada de abundantes ventas que habría sido un buen balón de oxígeno para un sector en crisis. Imprevisión, mala organización. Chapuza, en definitiva. Algunos deberían comprender que la diferencia entre «cultura» y «agricultura» depende de algo más que un prefijo, y que el agua, que tan beneficiosa resulta para las cosechas, es también el peor enemigo de los libros. 

Publicado en La Tribuna de Albacete el 29/4/2016

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