La Ley de Murphy

La Ley de Murphy
Eloy M. Cebrián

martes, 23 de mayo de 2017

El gallo de Manel


Pido disculpas por insistir en un asunto que a estas alturas ya resulta manido, pero quiero dejar constancia pública de que yo no culpo a Manel Navarro por el gallo que soltó el sábado pasado. No soy de esos que dicen que el festival de Eurovisión es un evento trivial y hortera que solo interesa a catetos, frikis y gente de poca cultura en general. A mí Eurovisión me ha gustado desde que me alcanza la memoria. Recuerdo que de niño lo esperaba como agua de mayo. Me acuerdo perfectamente de la actuación de ABBA en el 74. Me acuerdo de Karina y de Mocedades. Y con un pequeño esfuerzo extra incluso me acuerdo de Cliff Richard cantando Congratulations. Puede que en mis años juveniles mi interés decayera un poco, pues había que guardar las apariencias y tal. Pero a estas alturas las apariencias ya me dan lo mismo, y vuelvo a disfrutar del entrañable concurso, más robusto que nunca gracias a todos esos países incorporados tras la caída del muro de Berlín, amén de Australia. Con todo y con eso, no le guardo ningún rencor a Manel Navarro por su gallo. Incluso me inspira ternura. Hace por los menos tres lustros yo solté un gallo en un karaoke y todavía me muero de vergüenza al acordarme. Pobre muchacho. Aunque hay una cosa que sí le reprocho. Llevo una semana que no me puedo quitar de la cabeza el pegajoso estribillo ese de «do it for your lover», y al final creo que me voy a volver loco. Tal vez tenga que recurrir a la psiquiatría. O a lo mejor no me queda más remedio que oírme cincuenta veces la canción de Rodolfo Chikilicuatre a ver si así consigo cambiar el dichoso «do it for your lover» por el breikindance, el crusaito y el maikelyakson de toda la vida. ¡Perrea, perrea!

Publicado en La Tribuna de Albacete el 19/5/2016

No hay comentarios: