Algo extraño está pasando en este país. Lo constato
en mi estado de ánimo. A este que suscribe, desde hace tiempo, la política ni
fu ni fa. Me bastaba con ver aparecer a Rajoy, a Cospedal o a cualquier otro de
la pandilla para que me entrara un muermo terrible. Un muermo de lunes por la
mañana. De Blue Monday, si me apuran.
Ahora, en cambio, sigo los aconteceres de la política con el mismo interés que
antes reservaba para los thrillers y
las novelas de Stephen King. Lo de la elección del President de Cataluña, sin
ir más lejos, fue digno de una miniserie de la HBO. Y ahora asistimos a este
espectáculo postapocalíptico que han dejado tras de sí las elecciones
generales, con sus intercambios de rehenes para formar grupo parlamentario, sus
alianzas y más que previsibles traiciones, sus episodios de seducción y de
violencia, sus momentos eróticos y sus ratos de alivio cómico. Sus tejemanejes,
en fin, en plan Juego de Tronos,
serie a la que tan aficionado es alguno de los protagonistas de esta apasionante
superproducción en que se nos ha convertido la actualidad política y
parlamentaria. Hay quien se queja de que esto es un sindiós y de que por el
camino no se va a poder gobernar nunca este país. Yo creo que hay que ponerse
cómodo y disfrutar del espectáculo. Incluso si tenemos que sufrir ese Día de la
Marmota que sería una repetición de las elecciones en mayo. Disfruten, por
favor, porque lo que llevamos visto y lo que nos queda por ver va a ser algo
inédito. La política española ha abandonado el territorio del costumbrismo
garbancero y se ha convertido en un género de fantasía y ciencia-ficción. ¡Lo
nunca visto, damas y caballeros! ¡Pasen y vean!
Publicado en La Tribuna de Albacete el 22/1/2016
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