El
concejal no adscrito del ayuntamiento de Albacete tiene un plan. Aunque quizás antes
convenga recordar que dicho concejal no adscrito lo es porque su partido
(Ciudadanos) decidió expulsarlo después de las elecciones. A lo que íbamos: el
concejal no adscrito del ayuntamiento de Albacete tiene un plan. Consiste en
crear un fichero genético que contenga los ADN de todos los perros del
municipio. De ese modo, cuando alguien falte al deber de recoger los
excrementos de su mascota, bastará con realizar un análisis que inculpará de
modo inequívoco al dueño infractor. Parece que el concejal no adscrito se
aburre mucho en ese limbo de los no adscritos en el que ingresó a los pocos
días de recibir su acta. Quizás únicamente quiera llamar la atención. O quizás
el concejal no adscrito sea en realidad un incomprendido y su idea no carezca
de ingenio. Obviemos el hecho del alto precio de las pruebas de ADN, y de lo
que supondría obligar a todos los propietarios de canes a trazar el perfil
genético del suyo. Obviemos la imagen un tanto grotesca de unos técnicos
municipales ataviados como los policías de la serie CSI, agachados en torno a un zurullo callejero para obtener la
muestra pertinente. La medida en sí misma no carece de utilidad, siempre y
cuando se aplique a los políticos en lugar de a los perros. Si trazamos el
perfil genético de todas las personas que se dedican a la política en este
país, sería muy sencillo identificar y castigar a los culpables de hacer sus
necesidades sobre las cosas públicas que, como la calle y sus aceras, nos
pertenecen a todos. De ese modo, con una base de datos que permitiera
relacionar el excremento con su propietario, tal vez los políticos se lo
pensarían dos veces antes de ensuciar y envilecer nuestras instituciones,
práctica frecuente donde las haya, como sabe muy bien el concejal no adscrito.
Publicado en La Tribuna de Albacete el 13/1/2017
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