Me dan mucha pena los pobres parlamentarios
regionales, que por culpa de Cospedal se van a quedar sin sueldo y reducidos a
la mitad. Ya dijimos en una ocasión que, llegados a ciertos extremos, más vale
disolver completamente el parlamento regional y gobernar el cortijo… ejem… la
región por decreto. Mejor eso que hacer el ridículo con un simulacro de cámara
habitada por enanitos paupérrimos, parlamentarios miniaturizados a la mitad de
su tamaño anterior y vestidos de harapos porque Cospedal los ha dejado sin su
medio de subsistencia. Una vez concluidos los plenos y las comisiones, me los
imagino arrodillados en mitad de la acera delante de las Cortes de Castilla-La
Mancha, con una cesta para recoger limosnas y un cartel que rece «es triste
pedir, pero peor es robar». Cospedal justifica el recorte diciendo que la mitad
de un parlamentario hace la misma función que un parlamentario entero (lo cual,
tristemente, es cierto). También afirma (y esto resulta más polémico) que de
este modo quienes formen parte del parlamento regional lo harán por verdadera
vocación de servicio y, una vez concluidas sus tareas políticas, se quitarán el
traje para ponerse el mono y regresarán a sus bancales, a sus rebaños o a sus
fábricas, como aquel patricio romano llamado Cincinato, al que el senado nombró
dictador para hacer frente a una crisis. Una vez pasado el peligro y restaurada
la paz, Cincinato dijo «ahí os quedáis» y volvió a su finca para reanudar sus
tareas de labranza.
Verdaderamente es una pena que la Historia haya
extraviado el nombre del caballo de Atila, porque nos vendría de perlas para
referirnos a Cospedal y a su campaña feroz de adelgazamiento (o jibarización)
de la realidad castellanomanchega. La semana pasada, sin ir más lejos, Cospedal
vino a esta su ciudad para acompañar a la princesa Letizia. Me cuentan que
ambas se personaron en la Universidad Laboral para visitar las instalaciones
del ciclo de FP de hostelería, y que a Cospedal le gritaron de todo menos
guapa. Cierto amigo que trabaja en la Uni comentó en una red social que le
pareció un espectáculo bochornoso, una demostración pública de grosería y falta
de urbanidad. Comprendo y comparto lo que dice mi amigo, pero no sé qué
esperaba la señora Cospedal al presentarse en un centro educativo público sin
más ni más. Salvando las distancias, viene a ser como si a Hitler le hubiera
dado por presentarse en Auschwitz para hacer una visita de cortesía y para preguntar
a los internos si se les trataba bien y si les gustaba la comida.
Por mi parte, y aunque me duela confesarlo,
encuentro fascinante el tesón de esta mujer y de sus contables, que están
logrando el equilibrio presupuestario a base de recortar o suprimir allá donde
el gasto es más necesario. Que no se me malinterprete. No me refiero ahora a
las Cortes Regionales, que me importan un bledo, sino a la sanidad, a la
enseñanza, a la protección social, al apoyo a las personas dependientes y a las
políticas de creación de empleo. Y, si me apuran, hasta a la cultura, que no
solo de televisión vive el ser humano. Me parece detestable la falta de
conciencia social de quienes nos gobiernan desde Toledo y desde Madrid, que
viene a ser lo mismo. Con todo, repito, me fascina la férrea voluntad con la
que esta señora blande la tijera para lograr lo imposible, es decir, que
empecemos a echar de menos a Bono y a Barreda.
En el fondo, creo que Cospedal está procediendo de
un modo muy coherente con la realidad y la vocación de esta región, que no es
otra que la inexistencia. El modelo de Estado de la Transición ha fracasado. El
«café para todos» ha resultado absurdo, caro e ineficaz. Hay una España que
funciona y una España que parasita, y nosotros pertenecemos a la segunda. ¿Qué
mejor forma de terminar con el problema de esta autonomía que ir limándola poco
a poco hasta que no quede nada de ella? Muerto el perro, se acabó la rabia. ¿Qué
tal una campaña de evacuación de esa población rural, tan diseminada y
envejecida, hacia los núcleos urbanos? Ya puestos, ¿por qué no nos vamos todos
a vivir a Madrid y a Valencia, donde casi no molestaríamos, apagamos la luz y
echamos la llave? De este modo, el territorio de la región podría aprovecharse
como parque temático cervantino o como gigantesco coto de caza para que los
señoritos del PP se solacen durante el finde. Porque, seamos sinceros, ¿a quién
le importa esta región cuyos parlamentarios no cobran un sueldo digno y además
son señores pequeñitos? ¿A quién puede importarle una región donde ocurren
cosas como el suceso acaecido en Villarrobledo el martes pasado? Me refiero,
claro está, a ese vecino que embistió el coche del cobrador del frac con un
pequeño tractor que en la prensa han denominado (no sin cierta retranca) «toro
mecánico». Como suele ocurrirnos en estos casos, la noticia ya ha saltado a los
medios nacionales, y quién sabe si también a los internacionales, lo que nos ha
sumido en el ridículo habitual. Uno no puede evitar sentir bochorno ante el
proceder de semejante energúmeno. Pero ¿quién no ha deseado alguna decir
aquello de «¡Cuidado conmigo, María Dolores! Tengo un toro mecánico y sé cómo
usarlo»?
6/3/2014
2 comentarios:
Suscribo el artículo "ad pedem litterae". El hecho de que haya sido censurado por el contundente procedimiento de no publicarlo dice mucho de la (falta de)calidad de nuestra democracia y de lo ilusoria que es la libertad de prensa en este cortijo gobernado por la Junta de Calamidades que Castiga La Mancha.
¿¿Este artículo ha sido censurado en papel??
Madre mía...ganas me dan de hacer de Granger en Farenheit y memorizarlo, si no fuera porque estoy seguro de que Mdme. de Cospedal perpetrará nuevos logros que harán palidecer a los anteriores.
Viva internet: de la prensa escrita a la prensa proscrita.
Menos mal que seguro que este año el Madrid ganará la Champions y todos tan contentos.
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